Aunque el hijo intentó ayudar a su madre y consiguió separar al perro utilizando una manguera a presión, los mordiscos provocaron la muerte casi en el acto de la mujer. El hijo de la víctima, de 25 años y propietario del animal, fue detenido como presunto autor de un delito de homicidio por imprudencia.
La tenencia del perro incumplía la ley: no estaba inscrito en el registro y el dueño no tenía una licencia según obliga el Real Decreto de 22 de marzo de 2002.
Este decreto dispone que un perro considerado de raza peligrosa, como era el causante de la agresión, debe portar un microchip y tener un seguro: el perro no cumplía estos requisitos y tampoco tenía tarjeta de vacunación.
La culpa, de los dueños
Carlos Rodríguez, veterinario.
Como veterinario, no estoy de acuerdo con el Real Decreto de 22 de marzo de 2002 sobre tenencia de animales peligrosos, ya que cataloga a varios perros como agresivos, y el mal carácter de un perro no depende de su raza. Los perros se mueven por instintos, no tienen ética ni moral, por lo que los verdaderos responsables de las agresiones son los dueños. A los perros hay que saber educarlos desde el principio y basándose en los consejos de un veterinario. Un animal doméstico tiene que estar dominado y saber que es el último en el escalafón familiar, por ello no hay que compartir con ellos ni el sofá ni la cama, y tampoco darles de nuestra comida. En algunas ocasiones, el perro se cree el jefe y cuando se invade su territorio o se toca su comida, se rebela y agrede a aquel que ha osado inmiscuirse en su territorio. Otro factor muy importante es la socialización: cuando un perro es cachorro, debe tratar con niños para saber distinguir a un humano de una presa.
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