Un niño que duerme poco puede acabar en un adulto deprimido

  • Un solo día sin dormir siesta aumenta su ansiedad y reduce su alegría.
  • Un sueño insuficiente altera la expresión facial de los más pequeños.
  • Esa falta de horas de sueño puede dar forma a su desarrollo emocional cerebral.
Un niño pequeño durmiendo sobre la cama.
Un niño pequeño durmiendo sobre la cama.
EP
Un niño pequeño durmiendo sobre la cama.

Un nuevo estudio da cuenta de la importancia del sueño; de dormir las horas necesarias para mantenernos sanos física y psicológicamente. Según una investigación de la Universidad de Colorado (EE UU), un niño que duerme poco puede acabar desarrollando problemas anímicos con la edad.

Los investigadores, con niños de edades entre los 2 y los 3 años, comprobaron que un sólo día sin dormir siesta aumentaba su ansiedad y reducía sus niveles de interés, alegría y capacidad de comprensión.

Para realizar este estudio, valoraron la expresión emocional de niños sanos a los que se les privó de su siesta una hora después de haber pasado el tiempo en el que, normalmente, habrían estado descansando. Después les estudiaron otro día, después de realizar su siesta rutinaria.

"Muchos niños pequeños no duermen lo suficiente en la actualidad y para ellos, las siestas que realizan durante el día son una forma de asegurarse de que sus 'depósitos de descanso' están llenos cada día", señala la responsable del trabajo, la profesora Monique LeBourgeois.

Los resultados indican que un sueño insuficiente altera la expresión facial de los más pequeños, que responden a los acontecimientos emocionantes de forma menos positiva y con mayor negatividad a los sucesos frustrantes.

Menos horas de sueño, menos disfrute

El trabajo, cuyos autores creen que podría ser el primero que observa los efectos experimentales de la pérdida de sueño en la respuesta emocional de los niños, indicó que saltarse la siesta (90 minutos en su caso) hacía que los menores fueran incapaces de disfrutar las experiencias divertidas con plenitud, demostrando alegría e interés, y de adaptarse a nuevas frustraciones.

A juicio de LeBourgeois, este trabajo –que aparece en el Journal of Sleep Research– muestra "que un sueño insuficiente, provocado por saltarse las siestas diurnas, se paga en la forma en la que los niños expresan sus distintos sentimientos y con el tiempo, puede dar forma a su desarrollo emocional cerebral y ponerles en riesgo de desarrollar problemas anímicos con la edad".

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