Los zaragozanos Amaral mostraron su energía en un concierto en Madrid la noche de este martes en el marco de la primera edición del Fnac Music Festival, celebrada en el Palacio de los Deportes.

El recién nacido evento ha reunido a algunos destacados exponentes del pop y el rock indie nacional, para ofrecer a 8.000 asistentes más de 6 horas de música, en las que se alternaron algunas actuaciones que dejaron frío al  público, hasta la llegada del dúo aragonés, que con su buen hacer ha engordado la calidad media del festival.

De abrir la tarde se encargó el rock eléctrico y accesible de The Noises que, como una exhalación, en 20 minutos tocaron cerca de diez temas, con La ciudad es tuya como colofón de su concierto. También con el tiempo muy ajustado actuó Second, en otro aperitivo indie de sonido limpio y potente desarrollado en temas como Muérdeme o Rodamos.

Entonces llegó la calma nórdica de Christina Rosenvinge, con temas recientes como Jorge y yo o La distancia adecuada, y canciones de casi dos décadas atrás como Tú por mí. Su interpretación generó tímidos aplausos en el público, que apenas celebró composiciones como Canción del eco, Negro cinturón o Alguien que cuide de mí, que la cantante interpretaba con Los Subterráneos allá por los 90.

La siguiente actuación, por parte de Iván Ferreiro, gozó de una mucho mejor acogida. Precedido de la popular fanfarria de la 20th Century Fox, evidenciando el amor del cantante por el cine, Ferreiro alternó composiciones de su periodo en solitario, como Mi furia paranoica o El viaje de Chihiro, con canciones de Los Piratas como Promesas que no valen nada o la imprescindible Años 80.

Su momento álgido ha tenido lugar con la canción El equilibrio es imposible, donde el gallego ha contado con la voz de Santi Balmes de Love Of Lesbian, que ha irrumpido en el escenario.

Ya con su grupo, Balmes ha mostrado una voz algo más débil, con temas como el hit Club de fans de John Boy. Sin embargo, el exitoso grupo recibió los vítores de los asistentes en temas como Algunas plantas, Noches reversibles o 1999, donde los catalanes devolvieron el favor a Ferreiro invitándole a cantar.

Tras ellos llegó Amaral, cabezas de cartel, que respondieron a las expectativas, actuando al máximo nivel exigible desde el primer tema.

El concierto de los zaragozanos, de más de una hora de duración, fue de gira en solitario y en él, interpretaron todas y cada una de las canciones que forman parte de su último álbum, Hacia lo salvaje, e incluso tuvieron tiempo para ejecutar sus canciones clásicas.

Así, junto a Esperando un resplandor o Como un martillo en la pared, sonaron himnos como Kamikaze o El universo sobre mí, a lo largo de un espectáculo donde quedaron patentes las "muchísimas ganas" con las que Amaral venía a tocar, como dijo la vocalista, tras el reciente accidente que sufrió el batería y que obligó a aplazar algunos conciertos.

Tampoco faltaron momentos de intimidad con canciones como Olvido, que Eva Amaral ha dedicado a su madre o Sin ti no soy nada, en contrapunto con el éxtasis generado por Revolución.

Cerca de veinte composiciones que el público coreó con devoción, hasta alcanzar un curioso desenlace con las luces encendidas. Y es que, aunque a las 00:30 tocaba abandonar el recinto, el grupo se vio obligado a seguir tocando, para cumplir su promesa de interpretar por completo su nuevo álbum.