Estar obesa, condición para casarse en Mauritania

  • La gordura femenina es un "plus" y casi un requisito para casarse mejor.
  • Las jóvenes mauritanas recurren a pastillas o jarabes para ganar peso.
  • Hay mujeres que llegan a tomar pastillas destinadas a engordar a los gansos.
Mujeres en un mercado mauritano.
Mujeres en un mercado mauritano.
FLICKR/Bob Rayner
Mujeres en un mercado mauritano.

En Occidente la gordura está estigmatizada. Viviendo en una sociedad que ha puesto la delgadez en los altares, de modo que identificamos ésta con la salud. Y tampoco es así. La salud está en el equilibrio; el resto son patrones culturales.

Si aquí hacemos todo lo posible por adelgazar, en otras culturas, como en Mauritania, la gordura, y más en concreto la femenina, supone un "plus" de belleza y casi un requisito para casarse mejor.

En la región sahariana, desde el sur de Marruecos hasta el río Senegal, el ideal tradicional de mujer hermosa (aunque ahora comience a cambiar) es el de una persona obesa y entrada en carnes, y todo vale para ganar peso.

En el pasado se llegó a recluir a las niñas en un régimen de internado y se las alimentaba con una dieta hipercalórica de carnes rojas, mantequilla y leche de camella, hasta adquirir la consistencia necesaria para atraer al buen marido.

Pastillas, jarabes, medicamentos... para engordar

Hoy en día los métodos de engorde son otros, mucho más modernos: casi nadie habla en público de ellos por ser un tema tabú y no hay campañas educativas para combatir el fenómeno, pero el engorde o "lebluh", como se llama en el dialecto local, es de sobra conocido.

Las jóvenes mauritanas recurren a pastillas o jarabes para ganar peso que se venden libremente en el mercado, sin necesidad de receta médica; a veces, recurren a productos de engorde animal. Otras compran medicamentos, cuyos precios son relativamente bajos, entre 400 y 1.200 uguiyas (entre 1,05 y 3,15 euros).

K.M.M. Salem, de 40 años, es de las que cree que esos medicamentos no son sólo inocuos, sino que además son "saludables" para las delgadas. Para ella, tiene que haber una diferencia entre el cuerpo de un hombre "musculoso y tieso" y de una mujer "carnosa y suave", aunque esto sea diferente de la obesidad, que para ella es una enfermedad.

Cambiar mentalidades

Hay otras voces, como la de Lalla Aicha, una estudiante de 17 años soltera, que denuncia el consumo de pastillas o jarabes que abren el apetito, si no es bajo receta médica. Aicha asegura que "la práctica de la obesidad química, en cuanto a resultados, es la misma que las prácticas medievales de engorde de nuestras abuelas".

La Asociación de Mujeres Cabeza de Familia en Mauritania asegura que un gran número de mujeres llegan hasta el punto de tomar pastillas destinadas a engordar a los gansos. A los riesgos de ese consumo se añaden los perjuicios de la obesidad: enfermedades cardiovasculares, la hipertensión arterial, la diabetes o el reumatismo.

El camino de sensibilización será largo, porque se trata de cambiar mentalidades. Al fin y al cabo, en Mauritania es conocido el dicho de que "la mujer vale todo el oro que cabe en el espacio que ocupa en una estera". Es decir, a mayores muslos, más oro.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento