Pep Guardiola utiliza la misma táctica que viene haciendo en las largas concentraciones: fiarse de sus jugadores y darles el descanso que, según él, se tienen merecido.
Por eso, tras el entrenamiento matinal, el técnico les dio el día libre a sus pupilos, que ya solo piensan en la semifinal del Mundialito de Clubes contra el Al Sadd.
Los jugadores se fueron a pasar el día a Tokio, muy cerca de Yokohama, donde está instalado el Barça. Muchos de ellos han viajado acompañados de sus familiares, por lo que aprovecharon para cenar con sus más cercanos en los restaurantes de Tokio. Tras la cena, a dormir. Y como ya ocurrió en la última edición del Mundialito, la que se jugó en Abu Dhabi, las esposas de los jugadores podrán dormir con ellos, no en habitaciones diferentes. Nada nuevo, una muestra más de normalidad.
"Sentido común"
Guardiola se refirió, precisamente, a la anulación de las concentraciones en un hotel un día antes del partido. "La gente antes de ir a su trabajo no pasa un día encerrado en un hotel. Tratamos de que la vida normal sea la misma: si ellos no descansan, si no se cuidan, van a jugar peor y perderán su empleo. Yo juzgo a mis jugadores por su trabajo, no por su vida privada. No soy policía, a las 10 de la noche estoy durmiendo y no tengo ganas de controlar a mis futbolistas, por eso prefiero que estén en casas con sus familias. Intentamos utilizar el sentido común, ¿preguntaba por la clave de los buenos resultados? Es ésa: el sentido común", concluyó.
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