Benedicto XVI  visita el antiguo campo de exterminio nazi de Auschwitz

El Papa Benedicto XVI llegó el domingo por la mañana al antiguo campo de exterminio nazi de Auschwitz, en la última etapa de su viaje a Polonia.
 A su llegada al campo de Auschwitz, a las afueras de la ciudad polaca de Cracovia, el Pontífice se detuvo a orar ante el conocido como "muro de la muerte", uno de los paredones donde durante la Segunda Guerra Mundial los nazis fusilaron a miles de seres humanos.
Posteriormente, el Papa se trasladó al campo de Birkenau, el verdadero complejo de exterminio puesto en marcha por los nazis en conexión con Auschwitz y en donde entre 1940 y 1945 fueron asesinadas más de un millón de personas.

La mayoría de ellos fueron judíos, pero también gitanos, polacos, rusos, entre otros.

Aclamado por dos millones de polacos

Previamente, algo más de dos millones de personas asistieron en el parque "Blonie" de Cracovia a la misa con la que Benedicto XVI puso fin a su estancia en la ciudad de la que Juan Pablo II fue arzobispo, a los que pidió que sean fuertes en la fe, "ya que hoy, más que en otra época, es necesaria esa fuerza".

Benedicto XVI también les dijo, emocionado, que había venido a Polonia "porque me lo pedía el corazón", siguiendo las huellas de su querido amigo y predecesor Juan Pablo II.

Desafiando el barrizal que había en el parque debido a la intensa lluvia que cayó durante la noche, los cientos de miles de polacos llegados de todo el país no se desanimaron y acogieron al Papa con el mismo cariño con el que trataron a Karol Wojtyla las veces que volvió a este lugar en 1979, 1983, 1987 y 2002, cuatro de los nueve viajes que efectuó a Polonia.

"Su" Cracovia

Emocionado ante tanto cariño, ondear de banderas, algunas de ellas españolas- cánticos y vítores, Benedicto XVI les dijo que considera ya a Cracovia como "su" Cracovia" y en medio de interminables aplausos subrayó que esta ciudad es querida en todo el mundo, ya que de ella partió hacia el Vaticano Juan Pablo II.

La fe en Cristo no significa ponerse en manos de una persona ordinaria, sino del Salvador

"Vino de un país lejano", afirmó el Papa en referencia a la frase que pronunció Juan Pablo II en su primera aparición ante los fieles tras ser elegido Pontífice el 16 de octubre de 1978 ("vengo de un país lejano...") y gracias a él Polonia se ha convertido en país querido por todos, precisó.

En una homilía llena de alabanzas hacia Juan Pablo II, su amigo Joseph Ratzinger, el hombre que estuvo a su lado 24 años y le sucedió en la Silla de Pedro pidió a los polacos que permanezcan firmes en la fe, precisando que la fe en Cristo no significa "ponerse en manos de una persona ordinaria, sino del Salvador".

Fuertes en el amor

"Es importante en qué creemos, pero es aún más importante en quién creemos", subrayó el Papa, que agregó: "Ser fuertes en la fe y ser fieles, ya que hoy más que en otra época es necesaria esta fuerza".

Es importante en qué creemos, pero es aún más importante en quién creemos

Ratzinger señaló que tienen que ser fuertes en el amor, "que es más fuerte que la muerte", fuertes en la fuerza de la fe, de la esperanza y la caridad, "sabedores que nos ayudan a establecer el gran diálogo con el hombre y con el mundo".

Benedicto XVI le pidió que testimonien el Evangelio en el mundo actual, llevando la esperanza a los pobres, a los que sufren, a los abandonados, a los desesperados, a los que tienen sed de libertad, de verdad y de paz, "ya que haciendo el bien al prójimo y mostrando interés por el bien común testimoniáis que Dios es amor".

Las ilusiones de este mundo

Concluida la misa recitó el Regina Coeli, que sustituye al Angelus en el tiempo de Pascua.

Al final recordó la vigilia celebrada anoche en este mismo parque con un millón de jóvenes y los invitó hoy a no dejarse "persuadir de las ilusiones de este mundo".

Benedicto XVI regresa esta tarde a Roma, pero antes visitará los campos de concentración y exterminio nazi de Auschwitz y Birkenau, a 60 kilómetros de Cracovia, donde murieron al menos 1,1 millones de judíos, más de 150.000 polacos y otros miles de ciudadanos, muchos de ellos gitanos, de varios países.

Condena del nazismo

Se espera, que al igual que ya hizo en agosto del pasado año cuando viajó a Colonia (Alemania) y en otra ocasión en el Vaticano que condene duramente el nazismo.

En el tiempo más oscuro de la historia alemana y europea, una demencial ideología racista surgió en Europa

En Colonia afirmó que en el siglo XX, "en el tiempo más oscuro de la historia alemana y europea, una demencial ideología racista, de matriz neopagana, dio origen al intento, planeado y realizado sistemáticamente por el régimen, de exterminar el judaísmo europeo".

Varios meses antes, el 19 de mayo, había señalado que cada vez que una ideología totalitaria pisotea al hombre toda la humanidad está seriamente amenazada.

Un alemán por un polaco

El Pontífice subrayó también que parece como un hecho de la Providencia el que a un Papa polaco (Juan Pablo II) haya sucedido un ciudadano de Alemania (él) donde el régimen nazi "se mantuvo con gran virulencia y atacó después a las naciones vecinas, entre ellas Polonia".

Se trata de atroces crímenes que muestran todo el mal que encerraba la ideología nazi

"Estos dos papas en su juventud (Juan Pablo II y él), aunque en frentes adversos y en situaciones diferentes, conocieron la barbaridad de la Segunda Guerra Mundial y la insensata violencia de hombres contra hombres, de pueblos contra pueblos", denunció Ratzinger.

"Se trata de atroces crímenes que muestran todo el mal que encerraba la ideología nazi", subrayó Benedicto XVI.

El pasado día 25, cuando viajaba desde Roma a Polonia, dijo en el avión que lo ocurrido en Auschwitz y Birkenau fue una "cosa tremenda" e hizo votos para que desde esos campos "nazca un nuevo sentido de humanismo y una visión del hombre a imagen de Dios y evitar que en el futuro puedan ocurrir cosas similares".

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