Algunos vecinos, que ayer contemplaban los trabajos de demolición, pusieron en duda la palabra de los técnicos respecto al estado de sus fincas. «No me creo que no haya más pisos afectados», decía una vecina. Aún así, Buixadé aseguró que no se demolerán más pisos.
La uralita, poco a poco
Durante el día de ayer, los operarios empezaron por retirar las uralitas de los tejados con sumo cuidado, para evitar la inhalación del amianto, un material tóxico. Una vez retiradas, los obreros tirarán piso a piso las tres fincas afectadas y depositarán las ruinas en unos contendores que subirán hasta los tejados. Durante esta operación, que recibió las críticas de algunos afectados porque se enteraron por la prensa que ayer tiraban sus pisos, se ha rechazado la posibilidad de que los vecinos puedan recuperar alguna de sus pertenencias.
El presidente del grupo municipal de CiU, Xavier Trias, preguntó ayer al alcalde, Joan Clos, si conocía las deficiencias de ejecución y control de la obra.
Examen a la calidad del hormigón
Un ingeniero de minas ha remitido al juzgado que investiga el hundimiento una propuesta para realizar pequeñas perforaciones en la zona rellenada con hormigón para comprobar «el espesor del sostenimiento y la calidad de los materiales empleados». La inciativa sigue a la acusación que ha hecho de forma anónima un trabajador de las obras que asegura que se escatimó la calidad del hormigón de la bóveda del túnel.
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