Más de 125.000 familias han perdido su casa y 225.000 están en camino de hacerlo

  • Las ejecuciones hipotecarias le cuestan a la banca 6.000 millones
  • Podrían ser 9.000 millones con el patrimonio adquirido por vía judicial.
  • La banca soporta una media de gastos de 22.000 euros por vivienda que recupera.
Imagen de archivo de miembros de la Plataforma Afectados por la Hipoteca en una de sus acciones para evitar un desahucio.
Imagen de archivo de miembros de la Plataforma Afectados por la Hipoteca en una de sus acciones para evitar un desahucio.
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Imagen de archivo de miembros de la Plataforma Afectados por la Hipoteca en una de sus acciones para evitar un desahucio.

Definitivamente, el drama inmobiliario se ha convertido en una de las peores pesadillas de la banca española. Sus balances cojean por el peso de esos activos que generó el boom inmobiliario y hoy son tóxicos.

Muchos números lo constatan. Las ejecuciones hipotecarias le han costado mucho a los bancos y cajas españolas: unos 6.000 millones desde 2007, pero más le han costado a las familias desahuciadas.

Desde 2007 hasta el primer semestre de este año se han producido 350.000 ejecuciones de hipotecas y, como consecuencia, 125.000 familias han perdido su casa y otras 225.000 más están en camino de hacerlo.

El coste de recuperar un embargo

Según un estudio de Alteba (compañía especializada en gestión de activos inmobiliarios), a los bancos esas perdidas de 6.000 millones podrían aumentar hasta los 9.000 millones si se tienen en cuenta todas las partidas que se destinan a gestionar el patrimonio inmobiliario adquirido por vía judicial.

Teniendo en cuenta que los costes totales de la recuperación judicial de un inmueble oscilan entre el 15 y el 20% de su valor, las entidades financieras están soportando una media de gastos de 22.000 euros por cada vivienda que recuperan.

Los principales gastos asociados a la adjudicación de los inmuebles son la propia gestión interna, las empresas de recobro contratadas para la recuperación de la cantidad adeudada, los costes judiciales, el mantenimiento de los inmuebles recuperados y su comercialización, así como los impuestos.

Una casa para vivir y no vivir para una casa

Para el presidente de Alteba, Rafael Martín, estos procedimientos vienen derivados muchas veces de la falta de conocimientos financieros del deudor o de su incapacidad para negociar con las entidades acreedoras.

Por ello, y a tenor de que su desarrollo se dilata en el tiempo y de que sus costes vaticinan "un principio de tormenta", Martín abogó por un cambio de filosofía que se asiente en la premisa de "tener una casa para vivir y no vivir para una casa".

Según Alteba, la banca está aplicando una política para paliar, o al menos retrasar, el número de ejecuciones a pesar del incremento de la morosidad.

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