"Buscamos continuamente nuevas maneras de comunicar nuestra condición de únicos, de expresar la individualidad", dice la artista australiana Lucy McRae.

Se autodenomina "arquitecto del cuerpo". Une el arte, la moda, la tecnología y el cuerpo humano: construye estructuras sobre la anatomía con el objetivo de moldear la silueta, e incluso el organismo, del ser humano, lo que da lugar a proyectos extravagantes como este último.

"Ve más allá del accesorio. Expresa singularidad. El perfume tragable. Un nuevo ciclo de evolución", dice el sugerente anuncio de Swallowable Parfum (Perfume tragable).

El producto consiste en una cápsula que, tragada, "utiliza el cuerpo como atomizador". El perfume que contiene se libera y es el organismo el encargado de expulsar por los poros la fragancia. "La potencia del aroma se determina cuando cambia la temperatura de un lugar, cuando el individuo se pone nervioso, hace ejercicio o se excita sexualmente", explica McRae.

Asegura que, al tener cada persona una fragancia genéticamente única, el aroma que resulte será también único. Con Swallowable Parfum la artista quiere hacer más difusa la línea entre el producto de belleza, el fármaco, la biología y la tecnología, "retar la manera en que usaremos el perfume en el futuro"  y "redefinir el rol de la piel".

El proyecto aún está en fase de investigación, pero cada vez más cerca de ver la luz. Lucy McRae lo está desarrollando con el biólogo Sheref Mansy. Investigan el comportamiento de un tipo de enzimas para imitarlas y provocar que el cuerpo libere moléculas aromáticas a través de la transpiración.