Contra la violencia machista: ilusionadas y a la vez ignoradas

María y Raquel (nombres ficticios) continúan sin poder dar la cara.
María y Raquel (nombres ficticios) continúan sin poder dar la cara.
JORGE PARÍS
María y Raquel (nombres ficticios) continúan sin poder dar la cara.

Solo han pasado 365 días, pero han conseguido dar un giro de 180 grados a sus vidas. Claudia (una mujer de 36 años que vivió más de 5 con su verdugo) incluso ha decidido dejar de esconderse y dar la cara. "Que se esconda él, yo no he hecho nada malo", explica. El año pasado nos contó su historia con el rostro cubierto y junto a dos compañeras del centro donde vivían escondidas. Las tres tenían miedo de ser localizadas por sus parejas, pero reunieron el valor para relatar a 20minutos.es el calvario por el que habían pasado.

Este viernes, 25 de noviembre, Día Internacional de Lucha contra la Violencia de Género, no han querido dejar pasar la ocasión de denunciar que el sistema judicial no funciona, que siguen sufriendo el acoso de sus exparejas y que no reciben ninguna ayuda. "Si no vas con la cabeza en la mano no hay nada que hacer, por muchas pruebas que lleves", aseguran.

Claudia lleva siete meses fuera del centro. "Cogí a mis tres hijos y me fui con una compañera a un pueblo de Zaragoza", cuenta emocionada. Aquel día dejó atrás más de un año de terapias para superar el calvario que vivió con su ex. "Más de 5 años de golpes, insultos y amenazas. Me decía que me iba a denunciar porque no tenía papeles", cuenta.

Esta uruguaya, que dejó su país porque se había enamorado del portero de la casa de su abuela de Madrid, decidió alejarse de la capital para no tener que verle más. 319 kilómetros que no le han servido de nada. El pasado mes de julio se celebró el juicio por malos tratos y el juez lo absolvió "ante la duda", eso reza la sentencia. De nada sirvieron la decena de informes (médicos y  psiquiátricos...) que se presentaron contra él. Ese mismo día se acordó el régimen de visitas de los niños. "Lo tengo aquí casi todos los fines de semana", cuenta desilusionada.

La última vez que lo vio fue hace poco. "Esperaba el autobús y él pasó por delante y le dio un puñetazo a un gato que dormía entre unas rejas. Me estaba diciendo con la mirada que tuviera cuidado porque yo podía ser el gato", relata.

Pero a Claudia ya le da igual, tiene miedo, pero le importa más sacar adelante a su familia. Tiene tres hijos y solo cuenta con la pensión de su ex (400 euros) para comer. No encuentra trabajo y su hijo de 6 años no ha conseguido superar el trauma. Él y sus hermanas también fueron maltratados.

Vivirá frente a la Policía

María, nombre ficticio, sabe que pronto tendrá que abandonar el centro de acogida que le ha permitido volver a ser persona y, aunque está aterrada porque su exmarido sigue persiguiéndola, ya ha empezado a preparar su salida. "He aprobado una oposición y ahora voy a alquilar una casa que esté cerca de una comisaría", cuenta ilusionada. Hace un año ya habría roto a llorar en dos o tres ocasiones. Hacía poco que había decidido dejar a su agresor. Atrás quedaron duras agresiones sexuales hasta dejarla sangrando, fuertes puñetazos y durísimas amenazas.

A sus 41 años ha vuelto a recobrar las ganas de vivir y de sacar adelante a sus dos hijos. "Lo peor de todo ha sido tener que obligar a mis hijos a que fueran a visitar a su padre. Sé que los amenaza y que algún día les puede hacer algo muy malo", cuenta entre lágrimas. Y es que, si no los obliga corre el riesgo de que le quiten a sus pequeños.

Depende de su pareja

"Al principio me fui a casa de mi hija, pero pronto me independicé como dicen los jóvenes", cuenta Raquel, nombre por el que nos ha pedido que la nombremos. Lleva casi un año fuera del centro y, pese a que confiesa que en alguna ocasión ha sentido que la seguían, se siente muy afortunada.

A sus 50 años, ha conseguido rehacer su vida y olvidarse de 24 años de calvario. Estaba casada con un guardia civil que llegó a apuntarla con una pistola en la cabeza, sacarla casi desnuda a la calle y propinarle duras palizas a ella y a sus hijos. Como muchos españoles, el mayor problema que tiene actualmente es que no encuentra trabajo. "No tengo ninguna ayuda. Vivo gracias a mi pareja", cuenta desilusionada mientras se pregunta: "¿Dónde están esas ayudas que tanto anuncia el Gobierno? ¿Y los trabajos para maltratadas?"

Algunos sindicatos ya han denunciado duros recortes en esta materia. CC OO reveló este jueves que, según los presupuestos aprobados por la Comunidad de Madrid para 2012, las ayudas individuales que reciben estas mujeres pasarán de recibirlas 460 víctimas a 60.

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