El Pleno del Ayuntamiento de Palma ha aprobado, con los votos del PP y el rechazo del PSIB y el PSM-IV-ExM, el cambio de la nomenclatura de la capital balear para que, una vez aprobado por el Parlament balear, vuelva a llamarse 'Palma de Mallorca', en lugar de 'Palma', tal como se aprobó en la pasada legislatura.

De este modo, el Ayuntamiento insta al Govern balear a que la Cámara Autonómica de el visto bueno a la modificación de la Ley de Capitalidad para que pueda retomar la denominación de 'Palma de Mallorca'.

Asimismo, el Consistorio ha aprobado modificar la Ley de Capitalidad de Palma para incluir ese cambio de topónimo y hacer que la capital balear vuelva a llamarse 'Palma de Mallorca', lo que, según ha destacado el portavoz del PP, Julio Martínez, es el "mejor nombre, porque nos identifica sin ningún tipo de confusión posible con otras ciudades o pueblos".

Sin embargo, la oposición no opina lo mismo, ya que considera que este debate es inapropiado en la actual situación de crisis y, en este sentido, la portavoz del PSIB, Yolanda Garví, se ha mostrado convencida de que lo que piensa el común de los palmesanos es que este asunto "no es relevante" en este momento.

El portavoz de la coalición nacionalistas, Antoni Verger, ha defendido que "legalmente y científicamente está resuelto" que 'Palma' es el nombre de la ciudad, tal y como, también ha dicho, "queda recogido en el Estatuto de Autonomía", por lo que ha mostrado su oposición "radical y profunda" a dicha modificación.

Por su parte, el portavoz del PP, Julio Martínez, ha apuntado que "en 2008 hubo un atentado a la autonomía municipal" debido a que cuando se cambió el nombre de 'Palma de Mallorca' por el de 'Palma' en el Parlament, no se dio trámite de audiencia previo al Ayuntamiento, cuando debería haber sido esta institución la que opinara acerca de esta cuestión.

Asimismo, Martínez ha justificado esta decisión en los informes técnicos y jurídicos que lo avalan y en el hecho de que con el nombre de 'Palma de Mallorca' se identifica mejor a la ciudad en el terreno comercial, cultural, económico, lingüístico, jurídico, e incluso en Internet, tal y como ha manifestado en la sesión plenaria.