La Guardia Civil encontró este miércoles en una cantera abandonada de Collado Mediano el cuerpo de A.N., la menor que se ausentó del bar de sus padres en Collado Villalba el viernes de la semana pasada.

El hallazgo fue posible después de la detención horas antes de un joven de 22 años que, según han informado a 20minutos.es fuentes próximas a la investigación, habría confesado haber matado a la chica para esconder el cuerpo a continuación.

Las mismas fuentes explicaron que el acusado fue localizado gracias al examen de las llamadas recibidas en el teléfono móvil de la fallecida, siendo este la última persona que habló con ella. También añadieron que el supuesto agresor tenía antecedentes por maltrato y que había sido novio de la víctima. Ahora, mantenía una relación con otra joven.

Tras la confesión del crimen, la Guardia Civil desplegó un operativo del que formaban parte los especialistas en rastreo de pozos y los agentes de la unidad de violencia de género y menores.

El cadáver, hallado en una cantera de piedra en el límite entre Collado Villalba y Alpedrete, presentaba golpes y contusiones, según las mismas fuentes. El cuerpo ha sido trasladado al Instituto Anatómico Forense, en Madrid capital, para determinar las causas exactas de la muerte.

La menor, de 17 años, desapareció en Collado Villalba el pasado viernes, 11 de noviembre. La joven salió del bar propiedad de sus padres tras recibir una llamada en su teléfono móvil. A partir de ahí, nadie la volvió a ver.

Sus padres denunciaron su ausencia el sábado por la mañana, después de que A.N. no regresase a casa durante la noche. La Guardia Civil puso en marcha el dispositivo correspondiente y tomó declaración a varios familiares y allegados sin resultados. Según afirmaron sus allegados, la joven no les había dicho que tuviese pareja ni que contase con problemas importantes en su entorno.

En declaraciones a Europa Press Televisión, Carolina, madre de la desaparecida, había explicado que se encontraba "mal y extrañada" por todo lo que está pasando, ya que no creía que su hija su hubiese ido voluntariamente.

"Había un coche aparcado (a las puertas del bar la noche de la desaparición) pero no dije nada porque pensé que no iba a estar ahí. No quise avisar a mi marido pero al final vio que estaba rara y me preguntó qué me pasaba. Le dije que Avellaneda no aparecía; nos tocó cerrar e irnos. Volvimos a la casa, al bar y tocó ir a la Guardia Civil a poner la denuncia", indicó.