El Moncayo: un paisaje con vistas

El Moncayo, un macizo entre Aragón y Castilla y León, es un tesoro natural en sí mismo, pero también un balcón privilegiado hacia otras maravillas. Desde su altura se convierte en un mirador para contemplar el Pirineo, los picos de Urbión y las sierras del Macizo Central.

El Moncayo o San Miguel, con sus 2.315 metros de altitud, es la máxima cumbre del Sistema Ibérico y uno de los picos más relevantes de la Península Ibérica.

Sobre el Moncayo circulan leyendas que explican el origen de sus tres cumbres que montañeros y turistas visitan aceptando el reto que supone soportar los vientos y las bajas temperaturas de la  montaña.

La montaña tiene tres circos, que reciben el nombre de hoyas, estas son Hoya San Miguel, San Gaudioso y Morca. El macizo consta de tres cumbres que superan los 2.000 m de altitud; el Moncayo de Castilla o peña Negra de 2.118 m, el propio Moncayo de 2.315 m y Lobera de 2.226 m.

Desde 1978, el enclave del monte es Parque Natural de la Dehesa del Moncayo con una actual superficie protegida de 9.848 hectáreas. Abarca parte de la vertiente sur, la denominada "Cara Oculta del Moncayo"; un claro ejemplo de monte mediterráneo poblado de encinares y plantas aromáticas, asentadas sobre rocallas y abruptas paredes verticales. Este paraje es muy apreciado por escaladores, espeleólogos y senderistas.

Son varias las rutas que ascienden a esta montaña la más común es la que parte del Santuario de la Virgen del Moncayo. También puede ascenderse desde Fuente de los Frailes, desde Litago, desde Cueva de Ágreda y desde Beratón.

El abrigo del Moncayo crea un microclima que permite aislarse del frío de la montaña. En su superficie encontramos: encinares, carrascales, rebollares, pinares y hayedos.

Entre su variada fauna se hallan zorros, tejones, jabalíes, corzos, conejos, lagartos ocelados, perdices, tórtolas, picos picapinos, petirrojos, alondras, chovas, arrendajos, mirlos, azores y las majestuosas águilas reales.