Recuperar los kilos perdidos tras una dieta es fácil: las hormonas siguen pidiendo comer

  • La persona está luchando contra una persistente urgencia biológica.
  • Nuestro cuerpo lucha contra nuestro propio deseo de adelgazar: la pérdida de peso podía amenazar la sobrevivencia y reproducción.
  • Comer es nuestro instinto más básico y responde a un antiguo vestigio evolutivo.
La gente que pierde peso significativo no sólo gana más apetito, sino que también quema menos calorías de lo normal.
La gente que pierde peso significativo no sólo gana más apetito, sino que también quema menos calorías de lo normal.
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La gente que pierde peso significativo no sólo gana más apetito, sino que también quema menos calorías de lo normal.

Nos ponemos a dieta (insistiremos: mejor descartar las 'dietas milagro') y con constancia logramos perder peso. Pero es muy fácil recuperar los kilos perdidos. Científicos australianos han descubierto una de las razones: razón: las hormonas siguen comportándose igual y diciéndonos que debemos comer.

El profesor Joseph Proietto, de la Universidad de Melbourne (Australia) ha visto que un año después de haber perdido una buena cantidad de peso rápidamente, las hormonas de la persona que se puso a dieta siguen insistiendo en que se debe comer.

Su estudio, que publica la revista New England Journal of Medicine, sugiere que quien hace dieta y recupera el peso perdido no sólo recae en malos hábitos, sino que está luchando contra una persistente urgencia biológica. "La gente que aumenta nuevamente de peso no debería ser dura consigo misma, ya que comer es nuestro instinto más básico", explica Proietto.

Volvieron a engordar pese a la ayuda

Para estudiar qué provoca la recuperación de los kilos perdidos, los investigadores sometieron a 50 pacientes obesos o con sobrepeso en un programa de dieta de 10 semanas. Querían ver qué ocurriría en la gente que perdió al menos 10% de su peso corporal.

Pese a ser asesorados sobre cómo mantener su nuevo peso, aumentaron nuevamente un promedio de 5,5 kg en el siguiente año. Además, quienes hicieron la dieta reportaron que un año después del programa sentían más hambre después de comer de la que sentían antes del mismo.

Los científicos analizaron los niveles en la sangre de nueve hormonas que influyen en el apetito: seis hormonas permanecían desequilibradas en una dirección que estimulaba el hambre.

Un antiquísimo vestigio evolutivo

Detrás del hecho de que el cuerpo de una persona a dieta se rebele contra la pérdida de peso está un vestigio evolutivo antediluviano, cuando la pérdida de peso podía amenazar la sobrevivencia y reproducción. Es decir, nuestro cuerpo lucha contra nuestro propio deseo de adelgazar.

La gente que pierde peso significativo no sólo gana más apetito, sino que también quema menos calorías de lo normal, y eso es un campo abonado para la recuperación de peso.

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