Hay muchas pistas: el cambio de hábitos, la higiene personal, los amigos e incluso que su habitación huela bien. Lo importante es que los padres no se conviertan en detectives, sino que hablen con sus hijos y con su entorno (con los padres de sus amigos, con sus profesores...).
Y una vez que las sospechas se hacen realidad, ¿cómo hay que reaccionar?
Bueno, nunca se debe ser agresivo, ni censurar. Tampoco ir de colega. Al adolescente hay que explicarle que se le quiere ayudar y dialogar con él. Muchas veces lo importante no es que se haya fumado un canuto, sino por qué lo ha hecho, con quién y en qué circunstancias.
¿Siempre se empieza por los porros?
No siempre, pero lo habitual es el camino de las sustancias de inicio: tabaco, alcohol, canutos... No todos saltan a la heroína o la cocaína. Sólo un 3% de los jóvenes reconoce que toma éxtasis. Hay mucha gente sana.
¿Por qué se prueba?
El 46% reconoce que toma drogas porque está de moda. La relación botellón-diversión está muy extendida. Los jóvenes buscan la satisfacción inmediata y hay que enseñarles que existen unas reglas que deben cumplir.
BIO
Del Pueyo es experta en drogadicción, periodista y coordinadora de los partidos drogas no de Proyecto Hombre.
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