El proyecto social de OSCyL y CCMD camina, 'in crescendo', con una orquesta multicultural de 37 niños como protagonista

El proyecto social promovido por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL) y el Auditorio Miguel Delibes afronta su primera temporada completa con una orquesta multicultural de cuerda formada por 37 niños del Colegio de Infantil y Primaria Antonio Allúe Morer de Valladolid como principal protagonista.
Algunos De Los Integrantes De 'In Crescendo' Durante Una Clase
Algunos De Los Integrantes De 'In Crescendo' Durante Una Clase
EUROPA PRESS
Algunos De Los Integrantes De 'In Crescendo' Durante Una Clase

El proyecto social promovido por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL) y el Auditorio Miguel Delibes afronta su primera temporada completa con una orquesta multicultural de cuerda formada por 37 niños del Colegio de Infantil y Primaria Antonio Allúe Morer de Valladolid como principal protagonista.

Esta iniciativa orquestal, "piedra angular" del Área Social, según el gerente del Auditorio y la OSCyL, Félix Alcaraz, ha cumplido desde su puesta en marcha en febrero con su lema, 'In Crescendo', —ha pasado de 23 jóvenes músicos a 37 este curso— e, inspirado en la filosofía del Sistema venezolano, concebido en los 70 y centrado en la música como elemento integrador de los más desfavorecidos, se ha convertido "en la única iniciativa regular y continuada de estas características en España", según matizó.

El responsable del Área Social del Auditorio, Jordi Gimeno, y el violinista de la OSCyL y director artístico de 'In Crescendo', Benjamin Payen, lideran un proyecto que, estructurado en tres horas de clase a la semana —coro, instrumento y orquesta—, busca, además de la enseñanza musical, el refuerzo de valores y la integración social de los niños, nacidos en su mayoría en familias de etnia gitana o de Sudamérica, Marruecos o Europa del Este.

Uno de los espacios del colegio es la sala de operaciones de 'In Crescendo', lugar al que los jóvenes aprendices, de entre cinco y nueve años, acceden cantando y al ritmo de una música que, además de un aprendizaje, se ha convertido en su lenguaje: se presentan y saludan cantando, modo en el que también reciben las indicaciones de Payen y en el que también se comunican en ocasiones fuera de clase.

El ritmo es, por tanto, el lenguaje al que se han habituado en sólo seis meses y al que llegan mediante un sistema alejado de la ortodoxia de las clases regladas que, desarrollado ya por Payen en campos de refugiados palestinos y basado en juegos, puede obtener frutos en materia de expresión en dos o tres años. "En la orquesta todo es energía: si cinco lo hacen muy bien, los demás les siguen y al final, estando juntos oyes algo que tiene sentido", reconoce.

Sin prisa pero sin pausa, los menores han superado ya el reto de diferenciar las cuerdas y se enfrentan ahora al de aprender a colocar los dedos sobre ellas —violín, violonchelo, viola y contrabajo son sus instrumentos—, un paso "mucho más difícil" pero imprescindible para alcanzar el mundo de las "notas infinitas". MÚSICA versus FÚTBOL

De momento y hasta entonces, la música ha conseguido posicionarse en cabeza del listado de aficiones de los chicos: César y Badr, de nueve años, reconocen su pasión por el fútbol y la sitúan tan sólo un poco por encima del que sienten por la música mientras que para Isagel, de ocho años, es lo primero.

Todos coinciden, curiosamente en sintonía con la filosofía del Sistema, en señalar la clase de orquesta como su preferida, como lo deja claro el aprendiz de contrabajo John Sebastian, y en las palabras de algunos de ellos se perciben ya matices de profesionalidad. "La música es especial", reconoce la chelista Alba, de ocho años, antes de poner su guinda: "lo que me gusta es tocar en 'pizzicato'".

"Creativo" e "ilusionante" son los adjetivos que, por su parte, Paula Santos y Montse Aldomá, músicos de la OSCyL y 'profes' de viola y violonchelo, emplean para 'In Crescendo', una "experiencia única" que ayudará a los niños pero que, de momento, según confiesa el contrabajo Nebojsa Slavic, lleva a los propios profesores a hacer un viaje a los recuerdos de su primer contacto con la música.

"Está siendo fantástico y agotador... es maravilloso poder compartir esas horas cada semana con unos niños que en algunos casos tienen enormes dificultades familiares y sociales (...). Lo importante es disfrutar con la música, que lo comprendan como un nuevo lenguaje, como una forma de expresión", señala Santos.

"Es enriquecedor para los chicos y para mí... me gusta descubrir cómo los niños se ilusionan y se esfuerzan para que las cosas les salgan (...). Y me gusta oírles preguntar cuándo van a poder llevarse los instrumentos a casa —permanecen siempre en el colegio— o tocar con todos los dedos", señala la chelista.

El colegio es, junto a los chicos y la OSCyL-Auditorio, el tercer pilar de un proyecto que ya se ha quitado el cartel de "utópico" para convertirse, según la docente Virginia Castañeda, en una realidad musical —"visto lo visto esperamos bastante"— y social —"es una vía de escape a la calle"— que ha contado con el "entusiasmo" de los padres.

"Es ilusionante para todos... me gustaría ver a los chicos que se han identificado con el proyecto, con el colegio, con el barrio y con sus amigos seguir adelante con esta carrera", confiesa el jefe de Estudios, Miguel Ángel Villegas.

"fichadas" las labÈQUE, A

Por gómez ríos

Con la meta de crear junto a la Real Orquesta Filarmónica de Liverpool, que lidera un proyecto similar denominado 'In Harmony', una Red Internacional de Proyectos inspirados en el Sistema, 'In Crescendo', amadrinado por las pianistas francesas Katia y Marielle Labèque, busca también una vía de colaboración con el violinista y director José Luis Gómez Ríos, hijo de uno de los primeros músicos del Sistema y primer español en ganar el Concurso Sir Georg Solti de dirección orquestal.

Los resultados del binomio música-niños es siempre "sorprendente" para Gómez Ríos, quien además avala la ilusión que para los chicos supone tocar juntos. "A veces la música te cambia la vida y mucho más en el caso de niños que no tienen acceso a ella o en cuyas vidas todo es negativo... te convierte en una persona nueva", destaca el director.

Por su parte, Katia y Marielle Labèque, que ya se plantean proyectos juntos como una interpretación del 'Bolero' de Ravel con percusión vasca, ensalzan la importancia de ampliar la oferta de ocio a una generación con otras aficiones. "Los niños tienen sólo la televisión y el ordenador y es fundamental llevarles hasta la música y hacerles participar", apuntan.

No obstante, si hay algo que diferencia a la de la OSCyL de iniciativas de otros países es la heterogeneidad en su composición, lo que para Payen fomenta el orgullo de los chicos hacia sus orígenes, para lo que se programa el aprendizaje de temas tradicionales de sus países.

Música para todos

La apuesta social de la OSCyL y el Auditorio pasa también por el acercamiento de la música a otros colectivos, principalmente con necesidades específicas, y ha cristalizado ya en iniciativas como el Ciclo de Música Accesible, los Talleres Interactivos o el Abono 100, acciones que han llevado al Cuarteto Isadora o al Quinteto de Maderas a tocar en Aspaym y Aspace y que además ha acercado a los chicos de Asprona hasta el Auditorio para escuchar a Ocean Drive.

En este marco se desarrollan también los Talleres Interactivos, que tras un proceso de formación para músicos de la OSCyL en campos como la improvisación o el acercamiento a estos colectivos han alcanzado efectos "espectaculares" ya con Aspace Valladolid, Asprona/Fundación Personas, donde se trabaja de manera regular y continuada, o los residentes de Cardenal Marcelo y de las unidades de Psiquiatría o Neonatos del Hospital Universitario Río Hortega.

"Lo primordial es que es un proyecto de la Orquesta y el Auditorio, lo que aporta más recursos y fuerza para poder mantenerlo, consolidarlo y hacerlo crecer (...). Me encantaría ir mucho más allá", confiesa Gimeno.

La música, que "no se puede describir más que con música" y que seguirá "traspasando nacionalidades y fronteras, etnias y condiciones sociales", debería de ser "un placer y una obligación", según José Luis Gómez, pero de momento, entre las paredes del Allúe Morer y en el escenario del Auditorio, es la protagonista también para las Labèque. "¿Que qué buscamos en 'In Crescendo'?... que los chicos sientan amor por la música".

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