Las prisas no son buenas consejeras y Madrid Río es la prueba de ello. El parque abrió oficialmente en abril, en vísperas de las elecciones municipales. Antes de inaugurarlo, el Ayuntamiento aceleró la plantación del césped y los árboles para poder presentarlo como un éxito ante los electores. Pero seis meses después se ven obligados a replantar los árboles que se han secado y la mayor parte de las praderas, que han quedado convertidas en un desierto.

Las imágenes del 'antes' y el 'después' presentan diferencias significativas en la vegetación. La propia responsable del área, Ana Botella, lo reconocía en la última comisión municipal de Medio Ambiente: "Los arbustos y árboles que no han sobrevivido serán repuestos en la época adecuada, es decir, a partir de noviembre, que es el momento en el que, según los ciclos de la naturaleza, se procede a plantar. Asimismo, está previsto reponer a partir de octubre las pradera".

El coste de la renovación de los ejemplares corre a cargo de las empresas de ajardinamiento, ya que la obra tiene dos años de garantía. Sin embargo, durante estos seis meses se han realizado trabajos de conservación en balde, equivalentes a un gasto de 5,2 millones de euros (el Consistorio adjudicó el mantenimiento a Urbaser por 41,6 millones a cuatro años). "Con ese dinero, debería parecer el jardín del Edén, y no un secarral", ironiza la portavoz de Medio Ambiente de IU en el Ayuntamiento de Madrid, Raquel López.

Botella defiende que "El estado de conservación de Madrid Río es bueno". Sin embargo,  20 minutos comprobó este jueves que todavía hay mucho que mejorar: el césped presenta calvas y en algunas zonas no hay ni rastro de verde; los árboles, incluso los más resistentes (como los pinos), están secos o directamente muertos; gran parte de las flores están marchitas, y en las áreas más problemáticas los jardineros se han dado por vencidos y se ha sustituido el césped por arena.

Para que la ribera del Manzanares no tenga imagen de deterioro, los operarios trabajan a destajo, cambiando árboles muertos por otros nuevos y tapando alcorques vacíos con ejemplares recién traídos de los viveros. "La vegetación no llega a agarrar y el índice de reposición es muy alto, es como si pusieran parches constantemente", explica Juan García, de Ecologistas en Acción.

Según datos oficiales, se ha perdido el 5,84% de los árboles. Aunque ni la oposición, ni los ecologistas ni los jardineros que operan en el río se creen ese dato. De hecho, la mayoría de los ejemplares entre el Calderón y el parque de Arganzuela tienen un aspecto enfermizo, como comprobó este periódico. "Se plantó cuando convenía electoralmente y han sufrido todo el verano. Ana Botella debería entender que los ciclos de la naturaleza no tienen nada que ver con los electorales", concluye López. En cambio, las praderas más cercanas a Príncipe Pío y el Puente de Segovia, que se plantaron con tiempo y en la fecha adecuada, están más saludables.

La superficie de las zonas verdes en la capital ha aumentado un 23% desde 2003, cuando Gallardón llegó al Ayuntamiento. Madrid ha ganado en ese tiempo cerca de 1.100 hectáreas, lo que equivale a nueve veces la superficie del Parque del Retiro, según el área de Medio Ambiente. Este jueves se aprobó un gasto de 89,7 millones para conservar los parques.