Si existe una atracción incluso más emocionante que montar en una montaña rusa, debe ser intentar dirigir el parque temático que la alberga. Un recorrido a vueltas con la financiación como las tazas giratorias, a subidones de adrenalina en las inauguraciones y con la posibilidad de que la bruja te dé un susto con una suspensión de pagos.

En un sector que recaudó 207 millones de euros en 2009, las ganancias vienen de diferentes líneas de negocio que van desde la venta de las entradas hasta en algunos casos hoteles propios, pasando por los servicios que se ofrecen dentro de los recintos y el merchandising.

A la espera de que el proyecto del parque Paramount se materialice en la Región de Murcia en 2015, el paisaje de los parques temáticos en España se compone de cuatro recintos. Junto a Port Aventura (Tarragona), están Isla Mágica (Sevilla), Terra Mítica (Benidorn) y Parque Warner (Madrid).

La fiebre de los parques temáticos llegó a España a mediados de la década de los 80 después de un fracaso. Disney, tras visitar un emplazamiento en Tarragona y tener ofertas de Andalucía y Alicante, decidió finalmente construir su EuroDisney en París, Francia. Cataluña, que ya tenía un plan de viabilidad para un parque temático, se embarcó en la construcción de Port Aventura.

Impulsadas por la Generalitat,varias empresas pasaron por esta fase de construcción, como los grupos anglosajones Tassauds, Person o Anheuser Busch y otras de capital nacional como La Caixa. Esta última llegó a tener el 100% del parque. Ahora se lo reparte en un 50-50 con el grupo italiano Investindustrial.

Las 117 hectáreas de Port Aventura están enmarcadas en un viaje alrededor del mundo que se inauguró en 1995 con un coste de 300 millones de euros. Los últimos datos la sitúan como la más exitosa de estas estructuras comerciales en España.

Según la propia empresa, cerró 2009 con un beneficio neto de 4,5 millones de euros y en 2010 3.050.000 personas lo visitaron, lo que lo sitúa como el sexto parque por afluencia de Europa, según el informe Theme Index 2010 de la Themed Entertainment Association.

Port Aventura lleva ya 10 años con beneficios y, desde su inauguración, ha invertido más de 900 millones de euros en ampliaciones y nuevas áreas. Las últimas han sido 60 millones en un hotel, 40 en un centro de convenciones y 12 en una zona infantil con los personajes de Barrio Sésamo.

Los entendidos distinguen entre los parques normales y los de destino. Según el presidente de la Asociación de Parques de Atracciones, Antonio Peláez, Port Aventura es lo más cercano en España a este segundo tipo.

Un parque de destino es uno por el que los turistas hacen viajes específicos y que se mueve en grandes cifras de varios millones de visitantes anuales. Algunos de los mayores ejemplos serían Magic Kindgdom en el Walt Disney World de Florida (16.972.000 visitantes anuales) o Disneyland Park en Disneyland Paris (10.825.000).

Lo más habitual es que un turista no haga un viaje especialmente para ir a un parque temático, sino que visite una ciudad y acuda un día al parque temático cercano.

Este es el caso del sevillano Isla Mágica, inaugurado en 1997 con la inversión más barata entre los españoles, unos 100 millones de euros. Este ahorro fue posible por su pequeño tamaño y a que usó parte de la infraestructura de la isla de la Cartuja creada para la Exposición Universal de 1992.

Peláez, también director de Isla Mágica y vinculado al proyecto desde sus inicios, conoce las dificultades de estos parques. "La principal", explica, "es la gran inversión que requiere ponerlos en marcha".

Esta puesta de largo consiste en tener claro el mercado y seleccionar "muy bien" la oferta de atracciones y espectáculos, unido a una correcta jardinería y un "buen tema para diferenciarse de los sitios de cacharritos de feria".

Isla Mágica recogía el tema de la isla de la Cartuja, una recreación de la relación entre Sevilla y las Indias Americanas en el Siglo XVI. Sus cifras económicas de 2009, últimas publicadas, arrojan unas pérdidas de 3,36 millones de euros y en 2010 casi 770.000 personas lo visitaron.

"Los problemas para devolver los préstamos necesarios para arrancar", reflexiona Peláez, "es que algunos de los parques no hemos llegado a cubrir los objetivos de mercado, que quizá eran demasiado optimistas".

Isla Mágica tuvo que declararse es supensión de pagos en 2004 y en 2005 se le condonó un 80% (15 millones de euros) de su deuda con el Instituto de Crédito Oficial. Banca Cívica (antigua Cajasol) lleva 34 millones de euros invertidos en Isla Mágica, según ABC. "Los estudios de mercado", explica, "no siempre se cumplen".

Un ejemplo de los problemas derivados de un estudio de mercado demasiado optimista sería que, "aunque haya visitas, puede que hayas calculado que se dejan 30 euros de ingreso medio por persona y día y luego esta cifra baje notablemente".

Pero 2011 no está siendo un mal año. Según el propio parque, un 10% más de personas visitaron Isla Mágica en agosto respecto a este mes de 2010. Su gestora estima 2012 como el primer año en que logrará tener beneficios netos.

El paradigma de un estudio demasiado optimista es Terra Mítica, empeño personal del entonces president de la Generalitat Valenciana, Eduardo Zaplana (PP), mantenido por su sucesor, Francisco Camps.

Aunque dos consultoras especializadas estimaron una cifra de poco más de un millón de visitantes, Terra Mítica, en colaboración con la empresa Price Waterhouse, realizó un estudio propio de tres millones anuales, según publicó El País en 2006.

Inaugurado en el año 2000 con un coste de 377 millones de euros, un 40% más de lo presupuestado, su tema son las antiguas civilizaciones del Mediterráneo. Situado en Benidorn, destino turístico estrella de la Comunitat Valenciana, en 2010 cerró con unos 530.000 visitantes y unas pérdidas de 3,6 millones de euros.

En 2004, cuando resgistró unas pérdidas de 71 millones, el parque se declaró en suspensión de pagos. Para arreglarla, se vendió en 2006 el suelo de reserva del parque por 85 millones de euros al empresario Enrique Ortiz. Luego fue reclasificado para construir apartamentos de lujo.

El parque, cuyos principales accionistas son la antigua Bancaja (ahora fusionada en Bankia con Caja Madrid, Insular de Canarias, Laietana, Ávila, Segovia y Rioja) y la intervenida CAM, ya lleva 200 millones de euros en pérdidas acumuladas. Además, la antigua cúpula gestora tiene un juicio abierto por un fraude a Hacienda de 4,4 millones de euros entre 2001 y 2002.

El último en unirse al grupo fue el Parque Warner en Madrid. Inaugurado en 2002, su temática más llamativa son los personajes de esta productora, que incluyen superhéroes como Batman y personajes de los Looney Tunes como Bugs Bunny.

Impulsado por la Comunidad de Madrid, la antigua Caja Madrid y varias empresas hoteleras, el coste de su construcción fue de 380 millones de euros. En 2006, la Comunidad, entonces principal accionista, le vendió el parque a Manuel Jove, exdueño de la inmobiliaria Fadesa. 

La política del parque es no dar cifras ni de visitantes ni de beneficios, pero se calcula que lo visitan en torno a un millón de personas al año y, según los sindicatos, desde 2008 el parque tiene exiguos beneficios.

Medios como CincoDías o Expansión aseguran que arrastra una deuda cercana a los 200 millones de euros. Lo que si es público es que en febrero de 2011 se anunció un ERE de 88 personas de los 518 empleados.

Con este panorama, el Paramount en Murcia tendría un coste de 1.100 millones de euros, la mitad en capital propio y el resto en ajeno. Paramount, que gestó Terra Mítica entre 2002 y 2004, cobraría "una cantidad confidencial" por la exclusiva de los derechos.

De momento, el empresario y presidente del Real Murcia, Jesús Samper, ha mostrado su interés. Para ello ha creado Proyectos Emblemáticos Murcianos, una empresa perteneciente en un 80% de Samper y en un 20% de la Región de Murcia.

Sus estudios de mercado estiman 3 millones de visitantes y comenzar a tener beneficios netos en 10 años. Queda por ver si son demasiados optimistas.