La Monumental vivirá el domingo la que podría convertirse en la última corrida de toros de Cataluña. Será a las 18.00 horas. José Tomás, Juan Mora y Serafín Marín completarían el último cartel de diestros que pasará por la plaza.

El Parlament aprobó el 28 de julio de 2010, por 68 votos a favor y 55 en contra, una iniciativa legislativa popular para acabar con las corridas de toros. La prohibición entrará en vigor el 1 de enero del año que viene, pero la corrida del domingo es la única que hay programada antes de que finalice el plazo. El veto no afecta a la celebración de otros festejos con toros como los correbous. La pregunta ahora es si realmente será la última corrida. Para salir de dudas habrá que esperar a la decisión del Tribunal Constitucional (TC), que en estos momentos delibera si el Parlament es competente o no para tomar esta decisión.

Y es que, poco después de conocerse la prohibición, un grupo de 50 senadores del PP presentó al TC un recurso. Argumentaban que la cámara catalana se había extralimitado porque solo el Estado podía prohibir una actividad cultural. "Las comunidades pueden promover las corridas, darles más o menos importancia, pero no prohibirlas", explicó a 20 minutos Miguel Cid, abogado experto en derecho taurino y presidente de la Asociación Taurina Parlamentaria. Los partidarios de las corridas también presentaron una moratoria al TC para que la prohibición no entre en vigor hasta que el tribunal decida. Por el momento, no se sabe nada de estas peticiones, por lo que el veto taurino sigue adelante.

Tras la prohibición, muchas CC AA (la mayoría del PP) han intentado blindar esta fiesta. Las primeras fueron Murcia y Madrid. Sus gobiernos las declararon Bien de Interés Cultural. La Comunitat Valenciana tiene previsto hacerlo en unos meses. Castilla-La Mancha, Castilla León, La Rioja y Andalucía también se han pronunciado en esta línea.

El Gobierno de Zapatero también ha intentado proteger la fiesta. El pasado 29 de julio decidió pasar las competencias en materia taurina al Ministerio de Cultura. Con este gesto el Ejecutivo reconocía que los toros son una actividad cultural y abría la puerta a que el Constitucional use este argumento de base para tomar una decisión.

El veto a los toros en Catalunya no solo ha dividido a partidarios y detractores de la fiesta, sino que ha reabierto el debate de las dos Españas. Una polémica que llega en un momento donde la tauromaquia pierde adeptos. El año pasado se celebraron un 40% menos de festejos con astados que en 2007. Pese a todo, más de 25 toros murieron de media al día en festejos celebrados en 2010.