El Instituto Cervantes publica 'La guía de la comunicación no sexista'

  • La guía da un repaso a nuestro lenguaje para erradicar todas las formas de discriminación a la mujer que aún siguen llevándose a cabo con la palabra.
  • Palabras como bedela, perita y técnica son correctas.
Modelo, testigo, piloto, portavoz, cónsul... En ellos será el artículo (el/la) el que marque el género.
Modelo, testigo, piloto, portavoz, cónsul... En ellos será el artículo (el/la) el que marque el género.
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Modelo, testigo, piloto, portavoz, cónsul... En ellos será el artículo (el/la) el que marque el género.

No hace falta forzar el lenguaje ni convertirlo en algo retorcido e innecesariamente repetitivo para lograr una comunicación igualitaria; es lo que la Guía de comunicación no sexista (Aguilar) que el Instituto Cervantes acaba de publicar nos propone a fin de ir consiguiendo que las palabras ni discriminen ni excluyan a la mujer.

Femeninos y duales

Nada de 'testigas'. Algunos términos deben emplearse en la misma forma tanto en femenino como en masculino: modelo, testigo, piloto, portavoz, cónsul... En ellos será el artículo (el/la) el que marque el género. En estos casos no tenemos que llegar a los ridículos e incorrectos extremos de: 'la testiga', 'la cónsula', 'la portavoza'. Lo enunciaremos en masculino y con el artículo en femenino.

Adiós a 'la abogado'. En aquellas palabras en las que existe una forma femenina, esa es la que ha de usarse: médica, jueza, perita, técnica, abogada o bailarina. Y aquí la guía lo deja muy claro: se acabaron los tiempos en los que incorrectamente se decía, por ejemplo, 'la abogado', 'la notario', 'la médico' o 'la perito'.

Bedel..., y también bedela. Donde existe dualidad, en casos como poetisa o lideresa, bien estará el empleo de estos femeninos, pero igualmente correctos serán los masculinos genéricos: la líder o la poeta. También ocurre con bedel (cuyo femenino puede ser la bedel o bedela) y oficial (cuyo femenino puede ser la oficial o la oficiala).

Gobernante, pero no gobernanta. El masculino gobernante ofrece, pese a tener un femenino claro en gobernanta, un problema de ambigüedad y sexismo (el femenino de esta palabra designa un puesto inferior que su masculino). Su significado es diferente, por lo que nos vemos todavía obligados a usar la gobernante para quien dirige un país .

La mujer del embajador. Hay términos como embajadora o presidenta que tradicionalmente se han usado para designar a la mujer del embajador o el presidente, por lo que emplear 'la presidente' alejaba el término del anterior valor. Por suerte todo eso ha ido cambiando y aquel antiguo significado casi ha desaparecido, así que la forma femenina ya no suele generar problemas sexistas que justifiquen aquel antiguo empleo.

Un símbolo mixto

La arroba. En algunas ocasiones hemos visto este símbolo para englobar a ambos géneros, como en Día del Niñ@, pero la RAE desaconseja su uso por ser un símbolo y por tanto ajeno al sistema de signos lingüísticos. Además, su pronunciación es imposible. Sin embargo, podría llegar a normalizarse su uso en carteles, publicidades,etc., sin resultar incorrecto, pero nunca, y así lo fija la guía del Instituto Cervantes, debe emplearse en el desarrollo de textos sobre actividades académicas y culturales. Eso sí, es una de las fórmulas preferidas de la juventud, y genera un sentimiento de inclusión del femenino.

Ojo al genérico

No todos son hombres. Nos hemos acostumbrado a que con 'hombres' se nos incluya a todos, y es cierto que se trata de un masculino genérico que puede referirse tanto a ellos como a ellas. Ahora bien, el Instituto Cervantes recomienda, cuando sea posible y siempre que no recargue innecesariamente el texto o el discurso, la búsqueda de posibilidades que incluyan claramente a la mujer. Así, por ejemplo, en lugar de 'mis alumnos' puede decirse 'mi alumnado', o en vez de 'todos los hombres' podemos optar por 'todas las personas'.

Pequeños cambios a fin de cuentas dirigidos a un fin mucho mayor: acabar con el tan arraigado sexismo en nuestro lenguaje.

Mujeres y hombres opinan

Olvido González, 19 años, estudiante universitaria. "En clase, sobre todo, noto que no nos incluyen. Cuando ponen ejemplos siempre son de hombres; nunca hay una mujer. Que haya una guía me gusta, porque así la gente puede aprender a expresarse de un modo que no nos moleste".
Álvaro A. M-A., 30 años, informático. "El lenguaje no me parece sexista aunque se pueda emplear mal. Pero de todos modos no creo que sea una ofensa para una chica que la llamen médico o doctor. También hay policías y son hombres, no creo que haya policíos, ¿no?".
Cucha López-Brea, 47 años, abogada. "Eso de compañeros y compañeras no me va, en compañeros entran todos. No lo veo como discriminación a la mujer, y hay veces que ni están contemplados en el diccionario ni en la vida cotidiana. Se es más sexista con la imagen que con el lenguaje".
Demetrio de Ramón, 64 años, administrador civil del Estado. "Hoy por hoy no considero que el lenguaje sea sexista. El problema es si buscamos que lo sea más por la forma que por el fondo. Hay nombres de profesiones con forma femenina, como periodista, y el hombre no se obsesiona por cambiarlo".

El soltero de oro ... y la solterona

"Pero qué golfo eres, tío": la expresión, tan habitual y hasta tan divertida para algunos, no esconde matices negativos. O no hasta que se dice en femenino, porque ahí aparece el corte sexista. "Qué golfa eres" no quiere decir ni de lejos lo mismo que su masculino. Y no es la única frase desafortunada, porque nuestro lenguaje esconde otras muchas que en masculino tiene un significado positivo pero que en femenino es lo contrario. El soltero de oro y la solterona es otro clásico del lenguaje sexista. Expresiones que la Guía de comunicación no sexista propone dejar de emplear para lograr una mejor comunicación.

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