Dinamarca gira a la izquierda y coloca a una mujer en el poder por primera vez

  • Helle Thorning-Schmidt acaba con una década de gobierno de la derecha.
  • Pese al triunfo, son los peores resultados de los socialdemócratas en un siglo.
  • Podrán gobernar gracias al avance electoral de sus aliados.
La primera ministra danesa Helle Thorning-Schmidt.
La primera ministra danesa Helle Thorning-Schmidt.
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La primera ministra danesa Helle Thorning-Schmidt.

El centroizquierda logró este jueves un triunfo en las elecciones generales en Dinamarca que acaba con una década en el poder de la derecha y sitúa por primera vez en la historia del país a una mujer al frente del Gobierno, la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt.

La oposición obtuvo el 50,5% de los votos y 89 escaños frente al 48,7 y los 86 escaños del bloque gubernamental, escrutado el 81%.

Con este resultado, el centroizquierda se quedaría a un escaño de los 90 que marcan la mayoría en el Parlamento danés, que no obstante alcanzaría recurriendo a alguno de los cuatro diputados que se reparten los territorios autónomos de Groenlandia y las Islas Feroe.

Tres de los cuatro partidos autonómicos que parten como claros favoritos para lograr representación en Copenhague han anunciado con antelación que apoyarán a Thorning-Schmidt.

Aunque los socialdemócratas, el partido que dominó la política danesa en la segunda mitad del siglo XX, recuperan el poder después de diez años, lo hacen en una situación precaria.

El Partido Liberal del primer ministro, Lars Løkke Rasmussen, se perfila como la fuerza más votada con una ligera ventaja por delante de los socialdemócratas, que además podrían empeorar por unas décimas el resultado de hace cuatro años y convertirlo en el peor en un siglo.

El triunfo del centroizquierda se debe en buena medida al resultado de los dos partidos más pequeños: la coalición "rojiverde" Lista Única y sobre todo el centrista Partido Radical Liberal.

Pero los "radicales" recuperan sobre todo su condición de "árbitro" de la política danesa, que en la última década le había arrebatado el ultraderechista Partido Popular Danés, que desde 2001 ha impuesto su férrea línea en inmigración a cambio de garantizar la mayoría absoluta del Gobierno liberal-conservador.

Grandes diferencias entre los aliados

Thorning-Schmidt, que ocupará la presidencia rotatoria de la UE a partir del próximo 1 de enero, deberá hilar fino para poder conciliar las notables diferencias en el seno del centroizquierda, sobre todo en política económica y de inmigración.

Mientras los "rojiverdes" y "radicales" defienden una línea más abierta en inmigración que la de socialistas y socialdemócratas, los "radicales" apoyan las reformas del anterior Gobierno del sistema de jubilaciones y prejubilaciones y de amplios recortes sociales, algo a lo que se oponen el resto de formaciones de centroizquierda.

Las diferencias internas en el centroizquierda y la derecha evidencian el fin de la férrea política de bloques que impera desde 2001 y apuntan el regreso a una línea de pactos entre ambos lados del espectro político, más acorde con la historia política danesa.

A pesar de ceder el poder, los liberales obtienen un resultado mucho mejor de lo que indicaban las encuestas hace unas semanas, además de mantener su condición de partido más votado.

Peor parado sale el Partido Conservador, su antiguo socio de coalición, que ve reducido a la mitad su apoyo y se ve igualado por la Alianza Liberal.

Descenso de la ultraderecha

Pero el gran perdedor es el Partido Popular Danés y su líder Pia Kjærsgaard, no sólo porque baja en votos por primera vez desde su creación en 1995, a pesar de seguir siendo la tercera fuerza, sino porque pierde toda la influencia que le había permitido convertirse en la "reina" de la política danesa.

Su discurso centrado casi exclusivamente en los inmigrantes, especialmente en los musulmanes, quedó oscurecido en la campaña, dominada por el debate sobre las reformas necesarias para superar la crisis económica y mantener el modelo de bienestar.

Las elecciones que consagraron el fin de una década de la derecha en el poder y colocaron por primera vez a una mujer al frente del Gobierno serán recordadas además por una participación histórica que se estima superará el 90 por ciento.

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