Un error de pilotaje causó el accidente del vuelo de Air France entre Río de Janeiro y París

  • El avión se estrelló en el Atlántico el 1 de junio de 2009 con 228 personas a bordo.
  • Los miembros de la tripulación "no tenían la formación adecuada".
  • Los pilotos provocaron la pérdida del control del avión que entró en caída libre.
Imagen de archivo que muestra a un oficial de la Fuerza Aérea de Brasil, enseñando una foto con los primeros restos que se localizaron del avión siniestrado.
Imagen de archivo que muestra a un oficial de la Fuerza Aérea de Brasil, enseñando una foto con los primeros restos que se localizaron del avión siniestrado.
M. Sayao / EFE
Imagen de archivo que muestra a un oficial de la Fuerza Aérea de Brasil, enseñando una foto con los primeros restos que se localizaron del avión siniestrado.

Un error de pilotaje provocó el accidente del vuelo entre Río de Janeiro y París que se estrelló en aguas del Atlántico el 1 de junio de 2009 con 228 personas a bordo, según las conclusiones preliminares presentadas hoy por los investigadores.

Los miembros de la tripulación del AF447 no tenían la formación adecuada para responder de forma manual a un incidente técnico que detuvo el piloto automático hora y media después del despegue, por lo que tomaron decisiones erróneas, indicó hoy la Oficina de Investigación y Análisis (BEA), encargada de las pesquisas.

Los pilotos no respetaron los procedimientos previstos en esas circunstancias y, con sus acciones, provocaron la pérdida del control del avión y que se situara en caída libre hasta estrellarse contra el mar, precisaron los expertos tras el análisis de las cajas negras recuperadas en mayo pasado.

Según la secuencia de acontecimientos, las sondas de medición de velocidad sufrieron un problema técnico derivado del hielo, lo que provocó que se apagara el piloto automático.

Una situación que no era nueva y que podía ser afrontada por los pilotos siguiendo determinados protocolos, según se desprende de las conclusiones.

Pero el copiloto, de 32 años, que en ese momento dirigía el aparato porque el comandante estaba en su descanso reglamentario, tomó una decisión que los investigadores no se explican: inclinó el avión más de diez grados, frente a los cinco que indican los procedimientos reglamentarios.

"Ninguno de los dos copilotos había sido formado para pilotar un avión de forma manual a gran altura", indicó el responsable de la investigación, Alain Bouillard.

El comandante, más experimentado, tampoco pudo controlar el avión cuando llegó al puesto de mando un minuto y medio después de que comenzara el incidente.

"Su formación para este tipo de eventos había sido muy corta y databa de hacía mucho tiempo", agregó Bouillard, quien precisó que, además, tuvo que analizar en un corto espacio de tiempo informaciones contradictorias.

En concreto, cuando el comandante regresó a la cabina, la alarma de caída libre se desconectó porque el ordenador del avión registró que el aparato volaba, pese a que su inclinación era excesiva y seguía perdiendo altura."Es algo normal, no es que la alarma funcionara deficientemente", señaló Bouillard.

Esa es la segunda incidencia a la que no supieron hacer frente los miembros de la tripulación, indicaron los investigadores. La alarma de caída libre volvió a encenderse, lo que debió llevar a los pilotos a reducir la inclinación del avión. Pero no lo hicieron.

"¿Por qué no hicieron caso a esa alarma? Eso es lo que hay que determinar a partir de ahora", señaló el director del BEA, Jean-Paul Troadec.

Para tratar de entenderlo crearán una comisión de factor humano, formada por profesionales de diferentes disciplinas y destinada a conocer las condiciones en las que se produce la respuesta de los pilotos.

La alarma de caída libre es la más importante y la más sonora que se escucha en la cabina y se encendió en tres ocasiones, pero los pilotos no aplicaron los procedimientos previstos, sin que en este estadio de la investigación se conozca el por qué, indicaron.

Así, el avión continuó con una inclinación muy elevada, de hasta 40 grados en algún momento, lo que hizo que prosiguiera la caída libre.

Air France, propietaria del avión y responsable de la formación de los pilotos, reaccionó asegurando que "nada permite por el momento cuestionar las competencias técnicas de la tripulación".

La aerolínea, que junto con el constructor del aparato, Airbus, está procesada por homicidio involuntario, apuntó que fue el funcionamiento irregular de la alarma de caída libre, "en contradicción con el estado del avión" lo que contribuyó a "dificultar a los pilotos el análisis de la situación". Tanto Air France como Airbus deberán esperar para conocer las responsabilidades que fija la justicia sobre el accidente.

Para ello, será preciso también aguardar al informe final del BEA sobre las circunstancias del mismo, una labor "todavía difícil y larga", en palabras de Troadec, quien señaló que no habrá conclusiones definitivas hasta la segunda mitad del año próximo

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