Cuando Angelina Jolie, Barak Obama, Paris Hilton o Brad Pitt posan ante él, lo hacen sin miedo, a pesar de saber que se someten a las exigencias de un fotógrafo que no permite apenas maquillaje ni retoques posteriores.

Romper la máscara y mostrar al ser humano que hay detrás es la ambición constante de Martin Shoeller (Múnich, 1968),  una figura del retrato que lleva años retratando a celebridades internacionales en un lenguaje sincero.

El museo The Kennedys de Berlín expone en Behind the Mask (Detrás de la máscara) una muestra que reune instantáneas de retratos sinceros a personalidades de la política, los negocios, el arte y el espectáculo. El éxito  ha sido tal, que la muestra se ha ampliado un mes más.

Schoeller es un experto en subrayar en tan solo una imagen lo relevante del modelo, como otros lo harían con un rotulador amarillo fluorescente sobre un texto.

El artista confiesa que a la hora de retratar un tercio es fotografía, otro tercio diplomacia y otro, política. Antes de enfrentarse al personaje, investiga en qué ha estado trabajando y de qué situaciones se ha visto rodeado para hacerse una idea de lo que su modelo tiene en la cabeza.

Siempre lleva con él a la sesión fotográfica un equipo de música. Schoeller la utiliza para despertar sentimientos en el retratado.

Busca autores y géneros que saben que pueden gustar a la persona, que le pueden traer recuerdos de la infancia o de buenos momentos. Para Bill Clinton cuando era presidente, el trompetista de jazz Miles Davis; para retratar a Obama en 2004, el soul de Al Green.

Jack Nicholson, Sting, Valentino, Iggy Pop, Mark Zuckerberg, Sarah Palin, Clint Eastwood, George Clooney... Schoeller aprieta el disparador de su cámara y deshace el aura de perfección y misticismo en torno a personajes que, por su impacto mediático, ya no parecen personas.