Siempre tuvo la misma consigna al afrontar el diseño de cualquier objeto: "Que sea un placer usarlo".

Entre los productos, familiares e imprescindibles en la rutina diaria, Kenneth Grange (Londres, 1929) ha diseñado los bancos que pueblan las calles de Londres, los parquímetros ingleses, los pequeños buzones rojos de las zonas rurales, dos famosos modelos de las cámaras Kodak Instamatic que todo el mundo utilizaba a finales de los sesenta....

El Design Museum de Londres expone Kenneth Grange: Making Britain Modern (Kenneth Grange: Modernizando el Reino Unido), la primera retrospectiva del autor de buena parte de la estética británica desde su esplendor tras la II Guerra Mundial hasta hoy.

La muestra ofrece más de 150 objetos, prototipos, bocetos, fotografías y películas relacionadas con los deliciosos diseños de un hombre que lleva 50 años componiendo el escenario cotidiano del Reino Unido.

En los sesenta y setenta Grange diseñó productos domésticos que marcaron época. El robot de cocina Kenwood influyó en la estética de estos aparatos de tal modo que los nuevos modelos siguen basándose en ese clásico.

Cuchillas de afeitar, mecheros, las clásicas planchas de hierro con asa negra, plumas estilográficas... Incluso diseñó en 1968 el exterior y el interior del High Speed Intercity 125, el tren británico de alta velocidad. La forma aerodinámica de morro cónico predomina hoy en los modelos de otros países.

En sus creaciones se ve la influencia de las formas funcionales del diseño escandinavo, alemán e italiano. Los objetos de Grange son tan elegantes como útiles. La estética, de tan sencilla, es siempre contemporánea.

Grange aplica la atemporalidad no sólo a lo que diseña, sino a su vida. En los años noventa marcó otro hito con el rediseño del famoso taxi negro de Londres y todavía sigue trabajando con compañías de diseño de muebles y moda.

Tiene 82 años y ninguna intención de dejar de crear diseños para que los objetos más cotidianos contengan el pequeño placer de ser usados con agrado.