Los mensajes xenófobos y ultraderechistas calan en una Europa acosada por la crisis

  • Anders Behring Breivik, autor del doble atentado de Noruega, militó durante años en el ultraderechista Partido del Progreso.
  • Los partidos que promueven el odio al extranjero se extienden por Europa.
Timo Soini, presidente del partido ultraderechista y xenófobo Verdaderos Finlandeses, durante la celebración de su triunfo electoral.
Timo Soini, presidente del partido ultraderechista y xenófobo Verdaderos Finlandeses, durante la celebración de su  triunfo electoral.
Martti Kainulainen/Lehtikuva / Reuters
Timo Soini, presidente del partido ultraderechista y xenófobo Verdaderos Finlandeses, durante la celebración de su triunfo electoral.

Anders Behring Breivik, autor confeso del doble atentado de Noruega y furibundo islamófobo, dijo ante la Policía noruega que "necesitaba perpetrar estos atentados para salvar Noruega y Europa occidental de los musulmanes y del marxismo cultural". Breivik, que militó en el ultraderechista Partido del Progreso (FRP) de 1999 a 2007, simboliza estos días el auge de una ultraderecha xenófoba que avanza en Europa a una velocidad directamente proporcional a la crisis económica y a la llegada de inmigrantes.

El fenómeno tiene particularidades en cada país, pero sus líderes mantienen rasgos comunes. Quieren una Europa sin inmigrantes y piden defender sus raíces nacionales por encima de la evidencia de la mezcla de culturas, razas y religiones.

Finlandia y Suecia, principalmente, así como Noruega y Dinamarca, han sido en los últimos años exponentes del avance de formaciones que reclutan electorado con mensajes xenófobos, apuntalados en sus permisivas leyes y en contraste con el talante históricamente receptivo de esas democracias avanzadas hacia la inmigración.

El caso más reciente fue el ascenso de los Verdaderos Finlandeses en las legislativas de principios de año, que saltaron de la condición de partido más minoritario del Parlamento a la de tercera fuerza, con un 19% de los votos, apuntalados en sus posturas eurófobas y antiinmigración.

Unos meses atrás, en septiembre de 2010, la ultraderecha sueca había celebrado con euforia su regreso al Parlamento de Estocolmo, tras dos décadas de ausencia. En la mayoría de estos casos, el resto de la clase política se ha esforzado en aislarlos y no negociar con lo que se considera "cuerpos extraños" en sus parlamentos.

Sin embargo, también se han dado ejemplos como el del Partido Popular Danés, que marca la política del país apuntalando con sus escaños la mayoría del Gobierno liberal-conservador.

En Noruega, el populista Partido del Progreso se consolidó como segunda formación en las legislativas de 2009, con un 22% de los votos, tras el Partido Laborista del primer ministro Jens Stoltenberg.

La tradicional permisividad política escandinava favorece a estas formaciones, cuyo impacto crece en la medida en que lo hace su cómputo de escaños, principal fuente de ingresos de las formaciones.

Antieuropeístas

Pero el fenómeno el auge de los partidos que preconizan el odio al extranjero no es exclusivo de la pujante Escandinavia. En Italia, La Liga Norte, comandada por Umberto Bossi, socio de Gobierno de Silvio Berlusconi, defiende separar la zona rica del país de la pobre y es abiertamente antieuropeísta.

En Francia, El Frente Nacional de Marine Le Pen (hija de Jean Marie) logró cerca del 15% de los votos en las elecciones regionales de 2010. Su líder defiende la salida francesa de la OTAN y del euro, entre otras cosas. El principal ideólogo del FN, Jean Marie Le Pen, ha sido siempre objeto de polémica en su país con 'perlas' como estas: aseguró que las cámaras de gas nazis fueron "un detalle de la historia".

En Holanda, el Partido de la Libertad de Geert Wilder (que fue juzgado por incitar al odio) fue la tercera fuerza política más votada del país con el 15,5% de los votos, en las elecciones de 2010. En Bélgica, la formación Interés Flamenco, con 12 escaños, promueve la expulsión de los inmigrantes ilegales. En Alemania, donde los partidos de reminiscencias nazis son observados con lupa, por el pasado del país, el PND tiene 14 escaños religionales, pero todavía ningún partido de extrema derecha ha conseguido llegar al Parlamento. En Austria los partidos BZÖ (euroescépticos, contra los inmigrantes y opuestos a la entrada de Turquía en al UE) y FPÖ (pangermanista y contrario a los extranjeros) reúnen 17 y 34 diputados respectivamente.  En Suiza, el Partido Popular fue el más votado. En sus carteles electorales echaban del país a ovejas negras a patadas. A finales de 2009 el país helvético, en un referéndum promovido por la ultraderecha nacionalista, votó en contra de la construcción de minaretes en las mezquitas.

En Hungría la tercera fuerza más votada del país es el Movimiento por una Hungría Mejor, que defiende los ataques contra los gitanos, judíos, homosexuales e inmigrantes.

La extrema derecha, en los ayuntamientos españoles

España no es ni mucho menos ajena a este fenómeno. En las pasadas elecciones municipales el partido xenófobo España 2000 logró colar un concejal en el Ayuntamiento de Alcalá de Henares (Madrid), gracias a los 4.000 votos obtenidos, y en la Comunidad Valenciana ha obtenido 12. 200 votos. Iniciativa Habitable logró llegar al Ayuntamiento de Galapagar. Ambos partidos promueven combatir la inmigración y dar prioridad a los españoles sobre los extranjeros. "Ser español no sirve para nada, nos sentimos humillados, pedimos que nos traten igual que a ellos", defienden desde España 2.000.

En Cataluña, la Plataforma per Catalunya, liderada por Josep Anglada, con el lema:  Primero los de casa, logró en las pasadas elecciones 67 ediles en distintos  municipios de la provincia de Barcelona y 65.761 votos.

Otros partidos tradicionales de ultraderecha, como Falange Española de la Jons (FE) o Alternativa Española (AES) lograron entre los dos un 0,34% de los votos.

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