Un niño de ocho años, secuestrado el pasado viernes, ha sido hallado muerto tras ser ahorcado por milicianos talibán en la provincia afgana de Helmand después de que el padre de la víctima, agente de Policía en la localidad de Gereshk, se negara a entregarles un vehículo policial.
El presidente afgano, Hamid Karzai, se ha declarado absolutamente consternado por el crimen.
"No hay cultura ni religión que permita esto", declaró a través de un comunicado de su oficina recogido por la cadena CNN.
Karzai ha dado orden a las autoridades locales de que capturen a los milicianos directamente responsables de la muerte del niño.
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