Noruega vive atónita una tragedia nacional tras el doble atentado que se ha cobrado 76 vidas

Amigos y familiares de las víctimas de Utøya.
Amigos y familiares de las víctimas de Utøya.
Fabrizio Bensch / REUTERS
Amigos y familiares de las víctimas de Utøya.

El doble atentado perpetrado en Oslo y la vecina isla de Utøya se ha convertido en una tragedia nacional, con al menos 76 muertos, mientras se investigan los móviles del presunto asesino, un noruego de 32 años de tendencias ultraderechistas, identificado como "fundamentalista cristiano" e "islamófobo".

La isla de Utøya, a 40 kilómetros de la capital noruega, se convirtió en el principal exponente de lo que el primer ministro, Jens Stoltenberg, calificó de "peor tragedia desde la Segunda Guerra Mundial" para el país.

Allí irrumpió armado el viernes sobre las 17.30 (hora peninsular española) el presunto agresor, al que los medios noruegos han identificado como Anders Behring Breivik, y que solo en la isla provocó una matanza con 68 víctimas mortales durante la hora y media que estuvo disparando sin parar, según los últimos datos. Sin embargo, la Policía no descarta que la cifra pueda subir, ya que cuatro o cinco personas siguen en paradero desconocido.

"Nos dijo a gritos que todos moriríamos", se le veía "muy seguro, tranquilo y bajo control", "sabía lo que estaba haciendo", relató Adrian Pracon, uno de los testigos del atentado.

Matanza preparada

La Policía parte de la hipótesis de que Breivik actuó en solitario, aunque no descarta que tuviera cómplices, y que fue asimismo responsable de la explosión de un coche bomba ocurrida dos horas antes en el centro de Oslo, que causó siete muertes.

Se sospecha que, tras activar ese artefacto, se desplazó a la idílica isla donde 560 personas participaban en un campamento de las juventudes socialdemócratas -el partido de Stoltenberg-, con uniforme policial y armado con armas semiautomáticas.

Lo que ocurrió a partir de ahí fue una matanza al parecer minuciosamente preparada, que se prolongó unos 45 minutos, entre escenas de pánico, jóvenes tratando de huir a nado o de alcanzar botes neumáticos en las aguas del fiordo.

"La gente caía muerta delante de mí. Corrí por el campamento hacia el área de las tiendas de campaña. Vi al hombre armado. Dos personas empezaron a hablarle y dos segundos después estaban muertas. Él llevaba un uniforme negro con bordes rojos. Parecía nazi, con el uniforme que parecía de policía", relató Pracon.

Abono químico

El presunto agresor había comprado desde la primavera pasada hasta seis toneladas de abono químico, como explicó a medios noruegos la portavoz de un mayorista de estos productos, con los que podría haber preparado la bomba de la capital. No levantó sospechas, añadió esa fuentes, puesto que constaba como distribuidor de productos agrícolas.

A este noruego, detenido en la misma isla y actualmente interrogado por los agentes, la policía le atribuye contactos con la ultraderecha y un perfil fundamentalista cristiano con trasfondo islamófobo.

Tenía "opiniones hostiles al islam", como reveló un registro en su casa, donde la policía encontró varios mensajes colgados en internet con contenidos ultraderechistas y antimusulmanes. Behring colgó en Internet un manifiesto en el que explica, en inglés, cómo preparar un atentado y en el que culpa a los comunistas y a los musulmanes de la destrucción de Europa.

El primer ministro y el rey Harald IV de Noruega calificaron de tragedia nacional las dos matanzas consecutivas, por las que el país escandinavo guarda un día de luto.

"Noruega es un país pequeño, pero con un fuerte espíritu de solidaridad", afirmó Stoltenberg ante los medios desplazados a la isla donde, recordó, empezó su carrera. "Recuperaremos este lugar como nuestra isla", añadió, por encima del "peso de la tragedia" ocurrida en ese lugar.

Stoltenberg tenía previsto de antemano visitar esa isla, sólo que en circunstancias muy distintas: participar en el campamento de las juventudes del partido, entre jóvenes de entre 14 y 17 años.

Destrozos en Oslo

La matanza fue "un ataque al paraíso de mi juventud, convertido ahora en un infierno", añadió el político, en alusión a sus visitas a ese lugar en sus años jóvenes, como asistente al campamento.

El ataque en la isla se produjo dos horas después del de la capital, cuando en los medios noruegos se sucedían las imágenes de escenas de caos en Oslo, con personas heridas tendidas en las aceras y ciudadanos ensangrentados entre ambulancias y equipos sanitarios.

La potente detonación había causado graves destrozos en cuatro edificios gubernamentales y otros inmuebles vecinos, y la policía procedía a evacuar la estación central de ferrocarril, centros comerciales y redacciones de los principales medios del país. Tras saltar la noticia del tiroteo, las informaciones sobre ambos atentados se solaparon durante horas.

Si inicialmente toda la atención se centró en la capital, de la que llegaban imágenes de edificios destrozados y ciudadanos heridos, a medida que avanzaban las horas se trasladó a la isla, donde finalmente se confirmó la matanza de dimensiones catastróficas que ha sacudido a toda Noruega.

El autor de la peor masacre vivida por Noruega ya tiene un abogado defensor, pero su interrogatorio está resultando "difícil", según ha contado el portavoz de la Policía de Oslo en rueda de prensa. El portavoz policial contó a los medios que Ander Behring Breivick no ha querido decirles si actuó en solitario. Sí ha dicho que el presunto asesino dejó sus armas en el suelo cuando iba a ser detenido por lo que no tuvieron que disparle.

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