"Ciudad Juárez se quebró por dentro, no tiene memoria, está trabada en la tristeza"

  • La fotógrafa Mayra Martell reconstruye la vida de las mujeres desaparecidas.
  • Natural de la ciudad, empezó en 2005 a retratar los lugares vacíos por el feminicidio.
  • "La sociedad misma es la encargada de haber convertido a Juárez en uno de los lugares mas desoladores para vivir", dice.
Esta niña desapareció el 18 de Marzo de 1999 en Ciudad Juárez
Esta niña desapareció el 18 de Marzo de 1999 en Ciudad Juárez
© Mayra Martell
Esta niña desapareció el 18 de Marzo de 1999 en Ciudad Juárez

En el espejo del humilde cuarto, Erika Carrillo pegó una nota, una de esas listas de deseos, de objetivos íntimos que te permiten seguir viviendo. La lista, pegada al cristal con cuatro pedazos de cinta, escrita con buena letra y sin faltas de ortografía, se titula "Metas a corto y largo plazo".

Erika enuncia los afanes de una muchacha de 19 años: "Entrar a natación. Trabajar duro para pagar la inscripción en la escuela (...) Pintar la casa en septiembre. Comprar las sillas del comedor. Comprarme unos zapatos. Leer a Platón. Hablar y ser simpática con la gente".

El 11 de diciembre de 2000 Erika desapareció. Es una de las víctimas del feminicidio de Ciudad Juárez, pero su caso no ha pasado a engrosar el recuento de muertas (más de mil en los últimos catorce años, según algunas fuentes). Como el cuerpo de Erika no ha sido hallado, su caso ha pasado a engrosar el de niñas, jóvenes y mujeres -de entre 10 y 35 años- que desaparecen. Desde 2008, van más de cien.

"Erika tendría ahorita la misma edad que yo. Hubiéramos sido amigas"

La fotógrafa Mayra Martell nació el mismo año que Erika (1981). Cuando entró en 2005 en casa de la desaparecida para iniciar lo que entonces era sólo un proyecto naciente -documentar el vacío, la memoria y la tragedia- sintió que aquello no iba a ser un trabajo más. "Erika tendría ahorita la misma edad que yo... Fue muy fuerte por que había mucha conexión, teníamos las mismas cosas, incluso gustos en la música, y pensé ella y yo hubiéramos sido buenas amigas", recuerda.

Martell habla con 20minutos.es sobre las desaparecidas de Ciudad Juárez, el paso fronterizo entre México y los EE UU.

¿Cómo empezó con el proyecto?

Cuando regresé a Ciudad Juárez, en 2005 y después de varios años fuera, daba largos paseos por el centro. En cada una de las esquinas y ventanas de locales comerciales había carteles de mujeres desparecidas. Eran tantos rostros que llegó un momento que solo veía eso… Entonces los paseos cambiaron y ahora me dedicaba a buscar cada uno de los carteles, leía la descripción sobre la ropa con la que desaparecían, edad, el día que desaparecían... Tenía tantas preguntas sobre como pueden desaparecer personas así, como si fueran objetos, y las preguntas se hicieron tan frecuentes que fui a la policía a pedir información sobre los casos. Empecé a investigar donde vivían, quiénes eran, quería ver sus espacios personales, que sucedía con sus familias y así empecé el documental.

¿Por qué le interesan más las desaparecidas que las muertas?

Las dos situaciones me consternan de igual manera. Sin embargo, con la muerte la familia continúa con el duelo, saben dónde esta su hija. Aunque no saben todo lo sucedido, saben que no hay que esperarla mas. La desaparición es diferente: sus niñas salieron a la escuela, al centro, a un lugar cercano y jamás regresaron. Todas sus cosas permanecen intactas por que se tiene siempre la esperanza de que van a regresar. Las madres rezan cada noche para que sus hijas tengan un lugar donde dormir. La incertidumbre se convierte en el único lazo latente y no se pueden cerrar capítulos. Es como si alguien arrancara la hoja de un libro y no pudiéramos continuar con la historia. Creo que la espera es mucho mas violenta que el duelo.

¿Tiene esperanza en que alguna de las desaparecidas conserve la vida?

De los casos de 1996 al 2005 no ha habido un solo caso en que la hija regrese con vida. Sin embargo a través de los años las causas de desaparición han cambiado. Ahora se sabe que secuestran a las niñas para prostitución. Aunque espero que estén con vida, creo que ellas pierden la conciencia de quienes eran, las cosas que les suceden son tan fuertes que siento que se escapan de sí mismas y jamás vuelven. Pero el anhelo de que sus padres puedan abrazarlas nuevamente  siempre pasa por mi mente en cada uno de los casos. La esperanza es la mentira mas grande del mundo, sin embargo es la emocionalmente mas lógica en estos tiempos.

Dice que desea que el material impacte con el espectador de una forma casi biológica. ¿Cómo lo consigue?

Para mí fue muy fuerte ir a tocar una puerta y presentarme. No quería perturbar a las madres y trate de ser lo mas respetuosa y cercana posible. La relación con ellas se dió muy de una manera muy extraña: de pronto me trataban como si fuera una vieja amiga de su hija y me mostraban fotos, cartas, ropa... Y la persona ausente era el único vinculo entre las madres y yo. Cada una de las imágenes tiene una historia de amor muy fuerte, son simplemente cosas, pero a la vez son la única evidencia de que su hija existió, creo que a eso me refiero con material biológico, que la gente se pueda acercar a ese momento de amor y de perdida.

Usted nació en Ciudad Juárez. ¿Siente la ciudad como suya?

Más bien creo que la ciudad me hace sentirme como suya. Hay algo en todos esos espacios, que hace a las personas olvidar que hay otros lugares, como si uno no tuviera un pasado, igual que la ciudad. Lo que me gusta de esa ciudad es que no tiene memoria, o al menos no tan obvia como los otros lugares en los que he estado. Es como si se hubiera caído y algo adentro se quebró, es como la esencia de un infeliz, tan aturdido por la perdida de algo que se queda trabado y trabado en la misma pieza de tristeza.

¿Fue difícil afrontar el trabajo desde un punto de vista emocional?

El trabajo esta íntimamente ligado a lo que es mi vida. Regresar de cierta manera me ayuda a entender cosas de mi infancia, es como una maquina del tiempo donde puedes ver a través de las habitaciones de las niñas tu propio espacio. Ahora me acompañan todas esas historias, todas esas presencias, en las cuales siempre pienso y sigo teniendo esa fuerte angustia sobre qué fue lo que pasó con ellas .

¿Cuál es la vibra de la ciudad?

Ciudad Juárez es el lugar mas raro que he conocido. Hay algo en esta ciudad que te hace sentir pequeño, ves ese grande desierto y a la gente que viene de otros países con el miedo en los rostros, esperando que llegue la noche para tratar de cruzar a Estados Unidos... Juárez es como una cocina vieja... Apenas amanece y se puede ver a los camiones deambulando por ahí, como cucarachas, cucarachas de fierro corriendo en un piso sucio, miserable, un piso arruinado, un piso solo.

¿Qué está pasando? ¿Cuál es el verdadero origen o la verdadera causa del drama? ¿Se puede señalar a los culpables?

Hay un libro imprescindible para hablar de lo que sucede en la ciudad, El laboratorio de nuestro futuro, de Charles Bowden. Salió hace once años, y hablaba de que Juárez como la muestra obvia de una sociedad que está caducando. Sin embargo para la gente de Ciudad Juárez el feminicidio, la violación a niños, la tortura a personas, eran simplemente parte de la vida diaria. Creo que la peor señal de que hemos perdido la cordura como sociedad es cuando vemos cosas como esas como tan cotidianas.

¿Es culpable el cuerpo social al completo?

Ya no tenemos bases para comportarnos como sociedad. Los conceptos de familia, sociedad, religión... ya no funcionan. Es el ser humano en los últimos momento de civilidad. Las cosas que suceden en Juárez pierden toda lógica humana, realmente no las puedes entender. Los feminicidios y desapariciones tienen diferentes autores, pero a través de estos años he visto que hay casos en los que los culpables han sido desde policías hasta los mismos padres de las niñas, el novio, el vecino... La sociedad misma es la encargada de haber convertido a Juárez en uno de los lugares mas desoladores para vivir.

Fotógrafa por accidente (estudiaba Psicología y entró a colaborar en la sección de cultura de un diario para pagarse la carrera), Mayra Martell estudió en el Centro Nacional de las Artes de México DF. Desde hace seis años trabaja documentando desapariciones en Colombia, Guatemala, México y Argelia. Ahora prepara una serie sobre las ciudades fronterizas de México y los EE UU y en otra sobre la destrucción del centro histórico de Ciudad Juárez: "Están derribando todos los edificios, se ha convertido en una ciudad fantasma, sólo un campo de batalla para los carteles del narcotráfico".

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