La boda de Alberto II de Mónaco con Charlene Wittstock, que se ha presentado más como un acto popular que real, promete ser uno de los grandes acontecimientos de crónica social del año.

Para empezar, las celebraciones que acompañarán el enlace comienzan este mismo jueves, con el concierto de los californianos The Eagles, y durarán tres días. El viernes los novios contraerán matrimonio civil y tendrá lugar otro concierto, el de Jean -Michel Jarré, mientras que el sábado sellarán su matrimonio eclesiástico ante deportistas, modelos, diseñadores, conocidos empresarios, jefes de Estado y representantes de las casas reales.

Se espera que en los dos próximos días cerca de 200.000 personas participen en esta fiesta.

El Estado ha previsto ocho millones de euros para cubrir los fastos y cerca de 1.200 periodistas acreditados contribuirán a hacer de Mónaco el centro de todas las miradas.

Las comparecencias de los responsables del evento se han aprovechado además para desmentir de nuevo el último de los escándalos que sobrevuela a los Grimaldi, el supuesto intento de fuga de Wittstock a su país natal, tras descubrir, según medios galos, que la vida de su prometido "no es tan ejemplar como se lo imaginaba".

En la lista oficial distribuida por Palacio se encuentra todavía, y en un tercer lugar por cuestiones de protocolo, el rey Juan Carlos, pese a que este ha excusado su presencia. El monarca, una de las grandes ausencias de la boda, ha informado a Alberto de Mónaco de que no acudirá. Tampoco asistirá en su lugar ningún miembro de la Familia Real.

La Casa Real afirmó a principios de semana que el soberano podría no asistir a la boda a causa de la rehabilitación que aún sigue por su reciente operación de rodilla. El sábado, además, Don Juan Carlos recibirá a Hillary Clinton en el Palacio de la Zarzuela.

El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, será uno de los dignatarios que sí estará en la ceremonia, que espera contar también con la presencia del rey Alberto II de Bélgica o de la familia real sueca al completo.

A la boda se ha invitado al conjunto de jefes de Estado de los países a los que Alberto II ha ido en visita oficial desde su acceso al trono en 2005, así como a los de países ligados con la familia soberana, como Estados Unidos, Irlanda y África del Sur. Así, entre los que han recibido invitación para la ceremonia de este sábado, que se celebrará a las 15:00 GMT en el Patio de Honor del Palacio, están el presidente de Islandia, Olafur Ragnan; la de Irlanda, Mary McAleese; el de Líbano, Michel Sleiman, y el de Alemania, Christian Wulff.

El príncipe Haakon de Noruega, la princesa Lala Meriem de Marruecos, los príncipes Federico y Joaquín de Dinamarca, la emperatriz Farah Pahlavi o Luis Alfonso de Borbón serán otros de los testigos privilegiados del enlace.

Y en una ciudad tan ligada al mundo de la moda, del deporte y de los negocios, no podía faltar una amplia representación de todos esos sectores, como el presidente del COI, Jacques Rogge, o el de la FIA, Jean Todt.

Actrices como la malaya de origen chino Michelle Yeoh, el escocés Gerard Butler o el británico Roger Moore, los diseñadores Giorgio Armani, Karl Lagerfeld y Roberto Cavalli, las supermodelos Naomi Campbell y Karolina Kurkova o los tenores Andrea Bocelli o Juan Diego Flórez son otras de las personalidades citadas.

Junto a ellas, empresarios como el presidente director general del grupo del lujo LVMH, Bernard Arnault, o el de Piaget, Yves Piaget, y deportistas como el jugador del Manchester Patrice Evra, el ex tenista francés Henri Leconte o la ex gimnasta rumana Nadia Comaneci.

Y de entre todos los invitados, el lugar de honor lo ocuparán los testigos de los novios, que según se informó este jueves serán para el príncipe Alberto II Chris Le Vine, sobrino de la fallecida Grace Kelly, y para la futura princesa Charlene, Donatella Knecht de Massy, mujer de uno de los nietos de la también fallecida princesa Antonieta de Mónaco.