La tradición religiosa y el turismo se mezclan estos días en los que todas las comunidades ofrecen su variedad de celebraciones, costumbres y ritos a todo aquel que quiera apreciar su manera de vivir este fenómeno de la vida popular española.

Los andaluces demostrarán que su sentimiento religioso es uno de los de más tradición en España, con sus pasos, auténticas obras de imaginería de Juan de Mesa, Martínez Montañés o Ruiz Gijón cuyas tallas se pueden admirar en las procesiones de Málaga o Sevilla.

En la capital andaluza, la trascendencia de la Semana Santa es especialmente notable esta noche, cuando durante la llamada "madrugá" se dan cita miles de nazarenos, penitentes y costaleros para acompañar a la Macarena, el Gran Poder o el Cristo de los Gitanos.

La Semana Santa en Zamora y Valladolid, la primera declarada de Interés Turístico Nacional y la segunda de Interés Turístico Internacional, son dos de los ejemplos de la sobriedad con que se viven estas fechas en Castilla y León.

El valor artístico de sus tallas, con obras firmadas por Berruguete o Juan de Juni, junto a la espectacularidad de sus procesiones, con cofradías con varios siglos de vida, entre ellas la zamorana "La Vera Cruz" -la más antigua de España-, son el reflejo del arraigo de esta celebración en esta comunidad.

Las "tamborradas" del Alto Aragón, donde pueblos enteros tocan durante horas e ininterrumpidamente sus tambores, para conmemorar la hora en que murió Cristo, forman parte de las manifestaciones más insólitas de la Semana Santa.

Este acontecimiento musical no se da sólo en tierras aragonesas, sino también en las localidades manchegas de Hellín y Tobarra donde esta costumbre se realiza desde la Edad Media.

Las promesas que hacen los penitentes durante las procesiones son un reclamo para ver la Semana Santa en Valverde de la Vera (Cáceres), donde "Los empalaos"cargan con un timón de arado atados con sogas; o en La Rioja cuyo máximo atractivo son las autoflagelaciones de "Los picaos".

Por su parte, en Cataluña y el resto del litoral mediterráneo la Semana Santa es más teatral, con representaciones de los últimos momentos de Cristo, en los que se llegan a implicar pueblos enteros.

En esta zona, se suele celebrar esta fiesta religiosa con las "monas de Pascua" y entregando a los niños los caramelos que los nazarenos llevan en su "buche".

Todas estas celebraciones finalizan el Domingo de Resurrección, que se conmemora de formas muy distintas, como "El encuentro" de Cristo con el pueblo lucense de Viveiro o la quema de un muñeco que representa a Judas, más habitual en Extremadura.

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