Condenan a 11 años a un hombre por matar a otro por no pagarle tras mantener relaciones

La Audiencia de Málaga ha condenado a 11 años de prisión a un hombre de nacionalidad rumana por matar a otro hombre extranjero, al que golpeó en la cabeza con un ladrillo de grandes dimensiones en la localidad malagueña de Torremolinos por no haberle pagado unos servicios sexuales, según la sentencia que se dicta tras el veredicto de un jurado que lo consideró culpable de homicidio.

La Audiencia de Málaga ha condenado a 11 años de prisión a un hombre de nacionalidad rumana por matar a otro hombre extranjero, al que golpeó en la cabeza con un ladrillo de grandes dimensiones en la localidad malagueña de Torremolinos por no haberle pagado unos servicios sexuales, según la sentencia que se dicta tras el veredicto de un jurado que lo consideró culpable de homicidio.

En la resolución, a la que tuvo acceso Europa Press, se declara probado que en la madrugada del 31 de diciembre de 2007 al 1 de enero de 2008, la víctima, que tenía entonces 53 años, estaba paseando por dicha localidad malagueña y se encontró con el acusado, quien le ofreció prestarle servicios sexuales a cambio de dinero, por lo que ambos se dirigieron a otra calle.

Al finalizar, indica la sentencia, "y como quiera que el hombre no tenía dinero para poder abonarlo", el acusado, "movido por la ira y con el ánimo de acabar con la vida de aquél, le golpeó varias veces en la cabeza, primero con un trozo de ladrillo que cogió del suelo y después con otro más grande", con el cual, "consiguió aplastarle la cabeza".

Creyendo que había muerto, el procesado se fue del lugar "dejando tirado en el suelo" al hombre, en estado de coma profundo. Como consecuencia de esto, la víctima sufrió varias heridas y traumatismos que le provocaron la muerte. Así, se le condena por un delito de homicidio y además de los 11 años de prisión se le impone el pago de 98.000 euros como indemnización a los familiares.

El fiscal y la acusación particular pidieron en sus conclusiones definitivas la pena impuesta al acusado, que dijo que sí lo mató, aunque añadió que no recordaba cómo había sucedido. En su derecho a la última palabra, admitió también los hechos y dijo que sentía lo ocurrido, tras lo que su defensa modificó su calificación final, solicitando una sentencia condenatoria.

No obstante, a parte del reconocimiento del acusado y de su defensa, según se precisa en la resolución, existe una "prueba contundente" que ha llevado al jurado al veredicto de culpabilidad por unanimidad y que vincula al acusado con los hechos, como es el informe de autopsia y otro informe pericial sobre los restos biológicos.

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