Camela: "Hemos cambiado la 'fragoneta' por Audis"

  • El trío madrileño vuelve con una nueva colección de canciones sobre amor y desamor a ritmo de su inimitable tecno-rumba y titulado 'La magia del amor'.
  • Camela es el segundo grupo más vendedor en España de los últimos veinte años, únicamente por detrás de La Oreja de Van Gogh.
Los miembros de Camela: María Ángeles, Miguel Ángel y Dionisio.
Los miembros de Camela: María Ángeles, Miguel Ángel y Dionisio.
Jorge París
Los miembros de Camela: María Ángeles, Miguel Ángel y Dionisio.

De beber, cañas. De aperitivo, aceitunas. "¿Que no te gustan las aceitunas? ¡Jo, tío!", exclama una sorprendida Ángeles mientras se lleva una a la boca. Con tan castizo aperitivo sobre la mesa, los chicos de Camela hablan sobre su nuevo disco, La magia del amor, y analizan las claves de su éxito. Hay quien no los toma en serio, pero las cifras hablan por sí solas: Camela es la banda que más discos ha vendido en España en los últimos 20 años, solo superados por La Oreja de Van Gogh.

Lágrimas de amor, Simplemente Amor, Amor.com, Laberinto de amor y, ahora, La magia del amor. Las cosas del corazón dan mucho de sí...

Ángeles (Á.): Sí. Es que el amor es la fuerza que mueve el mundo. El amor nunca va a morir. Bueno, sí, pero si muere es porque ha llegado el desamor, que es algo que a todo el mundo ha sufrido alguna vez...

... y que también da para hacer unas cuantas canciones.

Dioni (D.): Desde luego. Además, los temas de desamor a menudo funcionan mejor que los de amor.

¿Será que nos gusta recrearnos en el sufrimiento?

D.: Es que cuando estás enamorado lo ves todo de otro color. Hasta la mala gente te parece buena. Sin embargo, cuando sufres un desengaño sale esa visceralidad, afloran todos esos sentimientos internos. Y si en ese momento oyes una canción con la que te identificas, conectas con ella.

¿Cuánto sufre Camela por desamor?

D.: Yo, poco. Llevo 25 años casado y otros dos de novios, así que imagínate... Pero muchas canciones las compone mi hijo, que tiene 24 años, y aporta muchas vivencias.

Á.: Yo a estas alturas no aguanto ni una. Ya sufrí mucho en mi tiempo y ahora no paso por ello.

¿Y dentro del grupo? ¿Hay algo de desamor cuando se lleva tanto tiempo compartiendo carretera y manta?

Á.: Tienes momentos mejores y peores, pero cuando subes al escenario se te quitan todos los males. Ese es el motor.

¿Camela inventó la tecno-rumba?

D.: Sí.

Á.: Bueno, es que realmente no hacemos tecno-rumba. Hacemos tecno-camela.

D.: Es tecno, música electrónica, pero con los aires españoles nuestros.

¿Hasta qué punto tratan de innovar a estas alturas?

Á.: No hay que cambiar nada. Tenemos que mantener nuestra esencia.

D.: Las historias, las canciones, las melodías, todo eso sigue ahí. Tiene que seguir ahí.

¿Cómo recuerdan sus primeros pasos en la música?

D.: Hacíamos maquetas y las llevábamos a los mercadillos. De pronto la cosa fue para arriba gracias al boca a boca, firmamos un contrato y vendimos un millón de discos. No nos lo creíamos. Solo éramos unos chicos de barrio.

¿Hoy lo siguen siendo?

D.: ¡Sí! Aunque yo antes era más bárbaro y ahora soy más civilizado (risas). A pesar del éxito, seguimos siendo gente sencilla y humilde.

¿Es esa la clave de su éxito?

D.: Sí, pero sobre todo, la naturalidad y la sencillez. Y la personalidad. Somos un grupo con sello propio. Nuestras canciones son directas y sencillas. Hay muchos artistas cuyas canciones no sabes de qué tratan. La gente se ve reflejada en nuestras canciones.

A pesar del reconocimiento del público, ¿se han sentido olvidados, poco apoyados por los medios de comunicación?

Á.: Y poco reconocidos por la industria, como ocurre con los Premios de la Música...

D.: Yo no he asistido jamás a nada de eso. Ni pienso asistir. Aunque me alegro por los compañeros que reciben esos premios, que quede claro. Pero si algún día quieren llamarnos para algo de eso, que no creo que ocurra nunca, conmigo que no cuenten.

Á.: Nosotros creemos que el mejor premio es el cariño de nuestros fans, y no lo cambiamos por ningún otro. A ellos les debemos todo. Nunca estaremos suficientemente agradecidos.

Es cierto que los fans de Camela lo son hasta la médula. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar uno de ellos por el grupo?

Á.: Hasta donde haga falta. Cuando nos fuimos a Chile, por ejemplo, uno de ellos vino y nos dijo que se venía con nosotros. Que si hacía falta vendía su ordenador portátil para pagar el billete...

¿Y en lado contrario? ¿Cómo llevan las críticas de quien los considera un grupo menor y les cuelga la etiqueta de ‘grupo de gasolinera’?

D.: Mira, eso lo puedes poner así, tal cual: "Nos importa tres pepinos lo que digan de nosotros".

Miguel Ángel: ¡Pepinos no, que están contagiaos!

D.: ¿Y por qué te crees que lo digo? (risas). La verdad es que nos han dicho de todo. Al principio, venían con rintinín, burlándose del hecho de que viniéramos de los mercadillos, que es algo de lo que estamos muy orgullosos. Algunos me decían: "¿Qué, dónde has dejado la fragoneta y los malacatones?". Pues mira: hemos cambiado la fragoneta por Audis, Mercedes y BMW, y los malacatones son ahora miles de millones de discos vendidos.

Los tiempos ya no dan para tantos lujos. ¿Cómo afecta la piratería a un grupo como Camela?

Á.: ¡Nosotros somos los primeros piratas! Ya se ve en la portada del disco [en la que aparecen caracterizados al más puro estilo Jack Sparrow y compañía]. Es cierto que la cosa está mal, pero a los fans de Camela de toda la vida les gusta tener el disco original, y eso nos salva... un poco.

BIOGRAFÍA:

Dionisio Martín (40 años), María Ángeles Muñoz (37) y Miguel Ángel Cabrera (39) son Camela. Se formaron en 1990 en el barrio madrileño de San Cristóbal de Los Ángeles, en el distrito de Villaverde. Comenzaron a distribuir sus primeras maquetas por bares, mercadillos y gasolineras antes de debutar en 1994 con Lágrimas de amor. Han publicado 13 discos, de los que han vendido más de siete millones de copias.

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