Ser capaz de decirle algo a alguien con un menú especial. Eva Arguiñano lo hace posible en Cocina con sentimiento, un espacio en el que ayuda a los protagonistas a expresar emociones con la comida. Con una novedad: ambos cocinan a la vez, pero en la distancia y se comunican vía satélite.

¿En qué se diferencia su cocina de la de su hermano Karlos?

La mía es rosa (risas). Karlos cocina solo y yo con gente, pero el tipo de comidas tampoco se diferencia tanto. Los dos apostamos por una cocina fácil y con ingredientes conocidos. No vamos a hacer chiribitas, porque nos dirigimos a un público amplio.

¿Se metió entre fogones siguiendo sus pasos?

Fue mi madre la que me lo impuso. Me mandaba a pasar los veranos con Karlos porque no era buena estudiante. Así, sin darme cuenta y sin querer, entré en la cocina.

Entonces le cogería manía.

Siempre me gustó la cocina. Desde muy pequeña era la encargada de las cenas: hacía muchas tortillas, alguna cremita, mucho vaso de leche... y poco postre.

¿Cuándo supo que lo suyo era la repostería?

De casualidad, porque se fue el repostero. Nunca pensé que me fuera a quedar ahí porque al principio no me salía nada. Luego le fui cogiendo el sentido y me enamoré.

¿Cómo fue a parar a la tele?

Karlos no quería hacer los postres en televisión y me dijo que lo intentara. Me ha costado mucho tiempo relajarme delante de una cámara.

¿Por qué hay más restauradores hombres que mujeres?

El tema de la crianza y los ancianos sigue siendo más nuestro que de ellos. Vamos dando pasitos, pero nos falta mucho. En cualquier profesión y a cualquier nivel, sobre todo alto, las mujeres escaseamos por la dedicación que hace falta. Eso conlleva sacrificar algo y eso es tan valioso que nadie ha cogido todavía el relevo.

De no ser chef, ¿se hubiera dedicado a otra cosa?

Me habría encantado ser bailarina de clásico. Siempre me han gustado las profesiones en las que hay que expresarse con el movimiento del cuerpo. Nunca me he visto en una oficina.

Si pudiera, ¿qué le daría de comer a Belén Esteban?

Algo equilibrado, dulce y suave: una mousse de chocolate acompañada de fruta fresca.

¿A quién pondría a caldo?

A los políticos egoístas, a los que no les importa que sea pan para hoy y hambre para mañana...

¿Disfruta más comiendo o cocinando?

Cuando estoy en casa relajada me gusta cocinar, pero también disfruto cuando me invitan a comer.

Nació en Beasain (Guipúzcoa) en 1960. Comenzó en La cocina de cada día (La 1) con su hermano Karlos para luego debutar en soltiario en La Sexta.