Este ajuste impulsado por el actual ministro de Defensa, Jose Bono, de los escalones superiores de la cadena de mando, es el más importante acometido en las últimas décadas.

El recorte reducirá en 40 el número de oficiales generales (generales y almirantes) y supondrá 185 coroneles menos que en la actualidad, y una "plantilla indistinta" de 200 generales, si bien no computarán los destinados en organismos como la OTAN, actualmente unos 25.

En conjunto, los efectivos totales de las Fuerzas Armadas pasarán de un máximo de 168.000 a unos 140.000, además de un incremento del número de suboficiales y una reducción de oficiales.

La reestructuración prevé también una reducción del número de coroneles un 15 %, y pasará de 1.235 a 1.050.

No habrá despidos

Los ajustes no supondrá despidos, y prevé un sistema de amortización por el que se dejará sin cubrir la mitad de las vacantes de general y un tercio de las de coronel hasta cumplir los objetivos.

Para ello se fija un plazo que acaba en junio de 2009 para los generales y de 2014 para los coroneles.

El aspecto más novedoso del proyecto de ley es la creación de la Universidad Nacional de la Defensa, en la que los aspirantes a oficiales de los tres ejércitos recibirán una formación común durante los tres primeros años de la carretera y cuyo centro será ubicado probablemente en Madrid.