Lissavetzky se autodefine como «el alcalde de todos los barrios» y su discurso se centra en deshacer las decisiones más polémicas de Gallardón: quitará la tasa de basuras, los parquímetros exteriores de la M-30 e invertirá en la periferia.

¿Le sorprendió que el CIS le diera como candidato mejor valorado, por encima de Gallardón?

He estado siete años al frente del deporte español, que ha tenido muy buena imagen y buenos resultados, y la gente me ve con cierta simpatía.

¿Qué le lleva a pensar que Ana Botella es «la candidata tapada» como ha dicho usted?

En el debate de las redes sociales se le preguntó a Gallardón si se iba a ir dejando a Ana Botella de alcaldesa y él contestó a la defensiva. A raíz de eso lo saco yo en campaña. Se lo pregunto todos los días y él sigue sin contestar. En el supuesto de que él fuera alcalde y se fuera, la alcaldesa sería Botella. Y si no, que diga que se va a quedar cuatro años. Pero no lo dice claro. Ana Botella está a la derecha y el votante centrista debe saber que a lo mejor Gallardón se va y la deja a ella.

¿Cuáles serían sus tres primeras acciones de gobierno?

El principal problema es el paro: hay que crear empleo y cambiar el modelo económico, apostando por pymes, tecnologías, comercio y turismo,y agilizar los trámites. Lo segundo, eliminar la injusticia de la tasa de basuras en 2012 (sustituyéndola por una tasa para los grandes generadores de basura) y congelar realmente el IBI quitando el catastrazo. Y luego, devolver el Ayuntamiento a la Plaza de la Villa.

¿Puede asegurar que no subiría el IBI absolutamente nada?

Sí. Si soy alcalde, quitaré el catastrazo, manteniendo el valor catastral, y tampoco tengo interés en subir el tipo, así que lo congelaría de verdad, a diferencia de Gallardón. Y los parados de larga duración tendrán una bonificación del 100%.

Sin tasa de basuras y con el IBI congelado, ¿de dónde se sacarían los ingresos?

Pasa por una política de austeridad, sin afectar al gasto social. El despilfarro de Gallardón tiene solución. Habrá un 15% de ahorro en gasto corriente, se remunicipalizará Calle 30, se reubicarán las concejalías en alquiler y se reducirá el gasto en directivos. Todo eso da un ahorro de 460 millones.

¿Qué medidas concretas contempla para reducir la brecha entre centro y periferia?

Gallardón se ha centrado en las grandes obras megalómanas y se ha olvidado de la importancia de los barrios. Los distritos son invisibles, para él lo visible es el hormigón y la tuneladora. El reequilibrio territorial lo haremos a través de planes de distrito en un máximo de seis meses, donde se tengan en cuenta los equipamientos sociales, culturales y deportivos. Un traje a la medida de cada barrio.

¿Se plantea cerrar el centro al tráfico o poner un peaje para luchar contra la contaminación?

Peaje no, porque perjudicaría a los que tienen menos dinero. Y cerrar el tráfico bruscamente, tampoco. Lo que hay que hacer es una reducción del tráfico creando zonas de bajas emisiones, donde solo puedan pasar los coches que menos contaminen, los taxis y los buses. Hay que reflotar el transporte público, con medidas como el metrobús 90, un billete que sirva durante 90 minutos para bus y metro. Y nada más llegar, encargaré una auditoría medioambiental para ver la realidad de la polución.

¿Dará el paso de retirar los parquímetros fuera de la M-30?

Fuera de la M-30, sí. Allí no cumplen un papel necesario y vamos a quitarlos. En la almendra central se mantendrán de momento y con el paso del tiempo se verá si se pueden quitar de otras zonas.

¿Presentaría a Madrid a unos nuevos Juegos Olímpicos?

Tienen que cumplirse unas condiciones: que haya un consenso político y un apoyo social, con lo que no descarto algún tipo de consulta popular. Pero antes hay que explicar cuánto nos va a costar. También hay que ver el panorama internacional. Pero vamos a dejar que pasen las elecciones.

Gallardón es muy aficionado a proyectos estrella como Madrid Río, ¿tiene usted alguna obra emblemática en mente?

Le he escuchado proponer más obras en plaza de España y los bulevares. Pero cuánto cuesta eso. No es el momento de grandes obras emblemáticas, podemos hacer carriles-bici, ampliar aceras..., pero Madrid no puede permitirse el lujo de hacer otra gran obra. Hay otras prioridades antes que seguir haciendo grandes obras, que son molestas y sin efecto positivo en la calidad de vida.

¿Cuál es su postura ante la situación de desesperación de las familias madrileñas del PAU de El Cañaveral? (pablo_pascu)

Me he reunido con ellos y creo que el Ayuntamiento no se puede cruzar de brazos como ha hecho hasta el momento. Es fundamental su papel mediador. Es un problema de muchas familias que han puesto su dinero y ahora se han quedado sin dinero y sin casa.

¿Para qué quiere cambiar de lugar otra vez el Ayuntamiento? ¿No es suficiente el despilfarro que ha cometido Gallardón que ahora usted quiere hacer lo mismo? (Miguel del río)

Lo primero que hay que preguntarse es quién comete el despilfarro, que es él, por adquirir un edificio de 510 millones de euros. Y yo me voy a un edificio que cuesta cero euros. ¿Por qué hay que aceptar que un alcalde y unos concejales estemos en un edificio lujoso cuando hay despachos vacíos esperándonos allí? No hay que darle la vuelta a la tortilla.

¿Le han prometido algo a cambio, como parece que hicieron con Jiménez y Sebas-tián, si se da el caso de que no gana el 22-M? (elisabetta)

Que nadie se preocupe, soy una persona de palabra. No soy un paracaidista, he estado 10 años de consejero de la Comunidad, soy de Madrid. Es el mayor honor de mi vida presentarme a alcalde de mi ciudad por mi partido. Me voy a quedar aquí, no hay promesa oculta y lo que digo lo cumplo.

¿Practica algún deporte? He jugado al fútbol, al tenis, al pádel y ahora me refugio en la natación, que es lo más adecuado a mi edad. ¿Tiene vicios confesables? Pues sí, fumo puros y me encantan las sobremesas. ¿Qué hace en sus momentos de descanso? Pues eso, descansar. Estar con mi mujer en casa y, si acaso, bajarme a tomar unas cañitas. ¿En qué barrio madrileño pasa más tiempo? Nací en Chamberí. Junto con Argüelles, es el barrio de mi vida. Una virtud y un defecto que le recuerden sus amigos. Soy bastante cabezón, y ahora se me ha metido ser alcalde. Y virtud, creo en la amistad..., incluso en la de Gallardón.