Úbeda y Baeza, centros del renacimiento andaluz

  • Ambas fueron declaradas por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 2003.
  • Durante la época de Carlos V vivieron una época de gran esplendor.
  • La fiesta del Corpus está muy arraigada.
Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares.
Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares.
Ayuntamiento de Úbeda
Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares.

Palacios, casas palaciegas, torres e iglesias, reflejo de un pasado culto y cortesano, hacen de Úbeda y Baeza (en la provincia de Jaén), dos lugares donde descubrir el Renacimiento español, a través de unos conjuntos histórico-monumentales perfectamente conservados y armónicos. Sin embargo, hay que entenderlos de manera conjunta. Lejos de ser independientes y aislados, se trata de dos espacios que se complementan.

Viajar a estas dos localidades vecinas es como volver la vista atrás y vivir la evolución que fueron experimentando estos dos pueblos, la diversidad cultural que en ellas se dieron y la importancia que los oficios tradicionales que aún hoy se conservan tuvieron, reflejo del poder político, religioso, intelectual y económico.

Úbeda, equilibrio de estilos

Tanto Úbeda como Baeza destacan por la belleza de su arquitectura Renacentista, pero su pasado se haya también vinculado a la ocupación árabe y a otros estilos que fueron dejando su impronta. Los elementos renacentistas, se mezclan con los árabes, góticos, barrocos, dando lugar a un conjunto equilibrado, en el que nada parece estar fuera de lugar.

Úbeda, conocida como la “asombrosa”, la “reina mora”, la “recatada”, sorprende en cada rincón. Sus palacios evidencian el poder y la riqueza que la burguesía y la nobleza tuvieron en el siglo XVI, cuando afamados arquitectos trajeron las nuevas tendencias de Italia.

Sus leyendas, su magia se respira en una ciudad que tiene en el sur su centro, en la plaza de Vázquez de Molina, donde se levantan algunos de los  más destacados monumentos renacentistas, como la Sacra Capilla de El Salvador, el Palacio del Deán Ortega (Parador de Turismo), el Palacio del Marqués de Mancera, la Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, el Palacio Vázquez de Molina y la fuente. Pocos lugares concentran en un punto de partida tanto arte y maestría.

Es difícil pasear por sus calles y plazas señoriales y no “tropezar” con iglesias, conventos y palacios, como la iglesia gótica de San Pablo, la barroca de la Santísima Trinidad o el Convento de Santa Clara, una de las fundaciones religiosas más antiguas de la ciudad.

Al sur, junto a las murallas, el yacimiento arqueológico de Eras del Alcázar muestra una de las secuencias históricas más completas, desde el siglo V a.C. hasta la Edad Contemporánea.

Los árabes dejaron una importante huella en la ciudad. La casi totalidad del trazado que se conserva es musulmán. Además del recinto fortificado, la actual Colegiata de Santa María se levanta sobre la antigua mezquita y la plaza del Mercado era el antiguo zoco.  Destacan también la Puerta de Losal, que da entrada al Barrio San Millán (donde todavía hoy muchos alfareros conservan la tradición ceramista y alfarera de origen musulmán) y la Casa Mudéjar, del siglo XIV, actual Museo Arqueológico.

Poética Baeza

La singular ubicación de Baeza, sobre un cerro, permite admirar una de las estampas más singulares, pero también más características del paisaje jiennense. Un mar de olivos “protege” este enclave renacentista, uno de los más importantes de España, donde la imaginación nos permite “vivir” una ciudad que no se ha quedado anclada en el pasado. Su conjunto monumental es una combinación de edificios religiosos y civiles,  y de estilos, como la fachada plateresca del Ayuntamiento y la iglesia gótico-mudéjar del Salvador.

Cerca del paseo de la Constitución (antiguo foro público), se encuentran las puertas gemelas de Jaén y el Arco de Villalar, junto a la plaza del Pópulo o de los leones, y que dan acceso al centro histórico de la ciudad.

Desde aquí, es fácil llegar a la plaza de Santa María, corazón monumental, en torno a la cual se concentran la Catedral, cuya torre domina la silueta de la ciudad, las casas consistoriales, la fuente, el Seminario de San Felipe (sede de la Universidad Internacional de Andalucía) y la Casa-Palacio de Rubín de Ceballos. Tomando la cuesta de San Felipe Neri se llega a la sencilla iglesia románica de Santa Cruz. También nos encontramos aquí con el Palacio de Jabalquinto, de estilo gótigo-flamígero, sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía.

Como Jorge Manrique y Gaspar Becerra, el poeta Antonio Machado, que impartió clases en Baeza, dejó su impronta en la ciudad, hasta el punto que el paseo por las murallas es conocido como el paseo machadiano, desde donde contemplar el valle del Guadalquivir y los extensos campos de olivares.

A diferencia de su vecina Úbeda, Baeza apenas conserva restos árabes (la Puerta de Úbeda y la Torre de los Aliatares) debido a las confrontaciones entre la nobleza baezana, los Benavides y los Carvajales, y a la “orden” de 1476 de Isabel la Católica de “derribar sus fortalezas de manera que en ellas no quedase fortalecida cosa alguna contra la ciudad”.

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