"Hay que ver, allá por donde va la Juani, se la oye"

  • 20 minutos inicia una serie de reportajes dedicada a los 9 fallecidos el 11 de mayo en Lorca, tras el segundo terremoto del día.
  • Juani Canales López, de 52 años. Tenía su propia vinoteca.
Dos técnicos municipales inspeccionan la portería del edificio donde vivía Juani: el nº 42 de la avenida de Europa, del barrio Los Ángeles de Lorca.
Dos técnicos municipales inspeccionan la portería del edificio donde vivía Juani: el nº 42 de la avenida de Europa, del barrio Los Ángeles de Lorca.
T.C.
Dos técnicos municipales inspeccionan la portería del edificio donde vivía Juani: el nº 42 de la avenida de Europa, del barrio Los Ángeles de Lorca.

Sonreía a todas horas porque sabía que la vida es como viene. La suya no era un camino de rosas, pero parecía que se iba enderezando y no le costaba sonreír. Era su manera de mantener los problemas a raya. Ella se sabía fuerte y podía con todo. Era guapa y no había mirada que se le resistiera. Y si se resistía, puede que entonces la oyeran. Juani levantaba la voz, como quien lanza un trueno. Y reía.

Quería ver a sus hombres felices: su marido Manolo y sus hijos, Óscar y Alejandro, que acababa de hacerle abuela hace poco más de un año y medio.

Fue abrir la bodega de vinos en el número 5 de la calle Galicia de su barrio, Los Ángeles, de Lorca, y las cosas empezaron a salirle bien a Juani. Quién se acuerda de las horas que le echó al bar Dayto. Sí, hay quien se acuerda. Con esa sonrisa en la cara, los cafés que ponía daban ganas de comerse el mundo, de empezar el día.

A Juani le preocupaba Óscar. Es sordociego. Ella le estaba enseñando a reconocer cada rincón del barrio, para que aprendiera a vivir sin los ojos y sin ella. El chico tiene que ganarse la vida vendiendo cupones.

Juani quería que Óscar fuera independiente. Fue la primera que lo animó para que se comprara un piso de la promoción Vallehermoso, a dos o tres calles de su ático en la avenida de Europa, y se fuera a vivir con su novia. Quería que el chico tuviera una vida normal. Nada de lamentos. Es lo que hay.

Ella lo avaló, pero antes se plantó en la inmobiliaria y negoció un precio que nadie le había sacado al comercial. Menuda mujer. Con esa sonrisa, cualquiera le decía que no. Con lo que le costaba ganarse la vida, como para tirar el dinero.

Desde que hace un año abrió la vinoteca La Vendimia, el tiempo no le alcanzaba para nada. Abría de diez a dos y luego de cinco a ocho. Por las mañanas se pasaba corriendo por el bar de la esquina y le avisaba a Antonio, el camarero: "Ponme la tostada con mantequilla, que vengo ahora". Y mientras, aprovechaba para ir a comprar folios en la copistería de la esquina y recoger algún pedido de vinos.

Juani tuvo que dejar la presidencia de su comunidad de vecinos después de 8 años. Todo lo que se ha hecho en el edificio número 42 de la avenida de Europa, lo hizo ella. Pero las horas no le alcanzaban. Manolo, su marido, tenía que estar en otra bodega que abrieron, la Alacena de Alhama. Las cosas empezaban a ir bien.

El miércoles 11 de mayo, Juani pasó junto a la peluquería Rosa. Iba hablando y alguien dijo dentro: "Hay que ver la Juani, por donde va se la oye".

Hace justo una semana, el primer terremoto que puso a temblar a Lorca, la pilló dentro de su vinoteca. Se asustó y por eso llamó a la familia y avisó de que estaban todos bien. Con el segundo, salió a la calle con su Manolo. Él iba delante, con Bartolo, un vecino. Cuando miraron hacia atrás, ella estaba tendida en el suelo, con sus vaqueros y su blusita azul.

Brote de varicela en el campamento

La Consejería de Sanidad ha detectado seis casos de varicela en niños de entre 4 y 5 años, alojados en el campamento de damnificados de La Torrecilla (Lorca). El periodo de incubación es de 15 a 20 días, por lo que matizan que "no ha sido consecuencia directa" de los seísmos. Sanidad ha decidido vacunar a la población como medida preventiva.

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