El dinero y la fama es lo que tienen. Da igual que seas una banda mítica retirada de los escenarios o que seas el festival de Cannes, cuando te puedes asegurar una presencia mediática de primera aunque sea a costa de traicionar un poco tus valores lo haces. Qué más da. Hoy estamos en uno de esos días en la riviera francesa, en los que el cine de autor ha dejado paso al taquillazo del verano: Piratas del Caribe.

Para los españolitos doble noticia la de hoy. El estreno de la cuarta parte de una franquicia multimillonaria que ya solo mantiene el nombre y un par de protagonistas de la original y, pro supuesto, la presencia de Penélope Cruz en el rol principal femenino desbancando a Keira Knightley. ¿La película? Después de la entretenida primera entrega de Verbinsky, la saga sigue la tónica de las siguientes cintas: acción, acción, acción. Y un poco más de acción, por si se nos había olvidado. Apasionante.

La trama, sencilla. Esta vez el mapa del tesoro apunta hacia la fuente de la juventud, un manantial del que gracias a un par de cálices y una lágrima de sirena, una persona puede alargar su vida a costa de una segunda. A partir de aquí, carreras por llegar primero a la meta, traiciones, cambios de bando, más traiciones y mucha acción, claro.

Que la cinta será un taquillazo veraniego es más que seguro, aunque solo sea por el desembarco publicitario que vamos a sufrir en breve. Por ello y porque la saga goza de una fama labrada a lo largo de los últimos años.  Y , no lo vamos a negar, ver a Johnny Depp haciendo otra vez de Jack Sparrow merece la pena.

Destellos hebreos

Footnote, que podríamos traducir por nota a pie de página, es la cuota de sección oficial que hemos catado hasta el momento además de los piratas de la Disney. Irregular, con una trama superflua, brilla por la intensa relación entre un padre y un hijo, ambos expertos en el estudio de la Tora, que se enfrentan por la concesión de un premio a la carrera del primero, un marginado del mundo académico al que le llega el reconocimiento a última hora a costa de su retoño.

Lo que no sabe el padre, y su hijo sí, es que el premio iba a recaer originalmente en el pequeño de la familia. A partir de aquí Joseph Cedar construye una tensa relación en la que los miedos de uno y el sentimiento de culpa del otro salen a la luz. Suena a peliculón, pero entre medias la cinta pierde fuelle por momentos. En todo caso, correcta.

Y para que no todo sea sección oficial, ayer se proyectaba una de esas cintas en la Quincena de los realizadores que a priori tenían buena pinta. Nada más lejos de la realidad. La irlandesa Rebecca Daly presentó The other side of sleep, su historia onírica en la que una joven con problemas de sonambulismo amanece de repente al lado de un cadaver.

Esta interesante premisa se queda en el envoltorio ya que la cinta no llega a profundizar en exceso ni en su personaje principal, ni en la víctima ni en el aluvión de personajes secundarios de pueblo un poco al estilo de los que Lynch nos presentara en Twin Peaks. Con esta ya van dos cintas con el sueño como leit motiv, junto a Sleeping beauty que fracasan. Quizás habrá que volver a ver Piratas del Caribe para echar una cabezadita...