Los juguetes de nuestra infancia no han desaparecido

  • Scalextric, Nancy, Geyperman... Sueños infantiles de hace décadas que, gracias al coleccionismo, están otra vez de moda.
  • Repasamos los juguetes más buscados, sus precios y dónde pueden encontrarse.
El Scalextric es uno de los juguetes clásicos más cotizados.
El Scalextric es uno de los juguetes clásicos más cotizados.
ALFREDO CABALLERO
El Scalextric es uno de los juguetes clásicos más cotizados.

Eran nuestro sueño la noche de Reyes, la súplica cada cumpleaños, el premio si uno se portaba bien o el tesoro al que destinar los ahorros: ¡Juguetes! Scalextric, Nancy, Clicks... ¡Juguetes! Porque existió una era, y nosotros la vivimos, donde no había videoconsolas y en nuestros bolsillos, en vez de llaves y móviles, lo que había eran canicas... ¡Y juguetes!

Pues bien, han vuelto. Padres treintañeros o cuarentones nostálgicos los han hecho resucitar. Las décadas les han dado belleza y encanto, las nuevas tecnologías fomentan su compraventa y a los niños modernos, quién lo iba a decir, les gustan. Porque coleccionar juguetes es tan exigente como guardar sellos, pero más fácil de compartir con un crío...

Y tú, ¿cuál tenías?

"Hay que diferenciar -afirma el coleccionista Alfredo Caballero- entre el juguete antiguo y el de colección: el primero son soldados de hojalata, coches de chapa, muñecas de cartón; el segundo, los juguetes de las décadas de los sesenta, setenta y ochenta, es el que ahora está pegando más fuerte. Son con los que jugábamos los que ahora tenemos entre 30 y 50 años".

Empecemos con una chica nacida en 1968: Nancy. Era raro adentrarse en un cuarto infantil femenino y no ver, por algún rincón, una: la tenista, la de Primera Comunión, la rubia, la pelirroja... Todas están, y ahora más que nunca, de moda. Y también sus vestidos, zapatos, armarios o maletitas de viaje. Según Caballero, sus coleccionistas "son fieles y serias. Tienen foros, pagan al momento y bien, crean clubes y viven su afición con pasión. Cualquier excusa es buena para reunirse más de cien y enseñar e intercambiarse tesoros".

Es el turno, ahora, de los chicos. "¿Qué quieres por tu Comunión, bonito?" Pues... ¡Un Scalextric! Llegó a España hace medio siglo, de la mano de Exin, y valía una fortuna (el circuito y dos cochecitos, unas 4.000 pesetas, cuando ganar el doble en un mes era ya un buen sueldo). Pero fue un éxito, como explica Sergio Pastor, director de Tecnitoys: "Cada año se han vendido en España entre 70.000 y 150.000 circuitos".

Lo más cotizado entre los coleccionistas son los coches: por algunos Mercedes 350 o Seat 850, que entonces costaban entre 300 y 500 pesetas, hoy se pagan más de 1.000 euros. "Tenemos una reunión anual -dice Pastor-, a la que solo acuden los que tienen colecciones valoradas en medio millón de euros... Pues vienen más de cincuenta personas".

Muchas más, millones, compran todavía un juguete inolvidable: los Clicks. Ahora son de Playmobil, pero cuando aterrizaron en España, en los sesenta, Famosa los bautizó "de Famobil". Siguen adquiriéndose en los mercados de coleccionistas, aunque al ser mucho más populares lo que se valora es su estado de conservación y, sobre todo, la caja. "En el coleccionismo -dice Caballero-, se busca lo escaso y lo bien conservado. Un click usado y sin caja no vale nada. Pero un barco pirata que no ha sido abierto... se paga".

Desde el fondo del cajón

Hasta ahora, hemos recordado juguetes que llegaron con cambios a nuestros días, pero la lista de diversiones extintas es infinita. Los Madelman, tan parecidos al entonces presidente Adolfo Suárez (así los llaman los coleccionistas, los Suárez), desaparecieron. Lo mismo pasó con los Geyperman (aunque por uno que conserve el pelo y pueda sostener un arma pueden pagarse 100 euros). Airgamboys, Comansis... Todos pasaron a la historia: las crisis energéticas y las subidas del precio del petróleo (y, por extensión, del plástico) los hicieron imposibles de fabricar en España. Adiós a los portaviones o naves espaciales de Tente (construibles propiedad de Exin), que dejaron sitio a la todopoderosa Lego o a los legendarios sobres Montaplex, a reventar de soldados al irrisorio precio de un duro (cinco de las viejas pesetas): todos desaparecieron... O no. Ahí están: en Internet, en mercados especializados, esperando a ser admirados de nuevo.

Dos citas obligatorias

Trenes eléctricos, soldaditos de plomo, muñecas... Todo puede conseguirse en el Mercado del Juguete Antiguo de Madrid, que se celebra el primer sábado de cada mes en el Centro Dotacional Integrado Arganzuela (antigua Estación Sur de Autobuses). También Barcelona tiene, desde hace 20 años, su mercado en la plaza Masadas el primer domingo del mes.

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