Como los granos de arena que caen lentamente en un reloj, ETA ha perdido 359 etarras y colaboradores desde el año 2008. A pesar de esta abultada cifra y los continuos mensajes de extrema debilidad de la banda, ETA no está aún en su fase terminal en lo que a efectivos se refiere. Un listado al que ha tenido acceso 20 minutos revela que el 1 de marzo un listado etarra contenía 205 nombres. Ya es de 202. Las detenciones de Jone Lozano (el 21 de marzo) y de Oier Gómez e Itziar Martínez (el domingo en Francia) han permitido eliminar otros tres.

Este listado se divide a su vez en dos. En el nivel 5, los nombres de 99 terroristas con antecedentes (ver tabla) que las Fuerzas de Seguridad tienen orden de detener en el acto (91 de ellos hombres). Ahí estaban los dos últimos detenidos en Francia. Y en el nivel 4, otros 103 catalogados como "potencial de ingreso en ETA muy alto. Individuo muy vinculado a la izquierda abertzale", es decir, la reserva de la banda. Este diario no publica sus nombres por motivos de seguridad.

De hecho, solo dos de los cuatro detenidos del último comando desarticulado, el 'Otazua', que asesinó al policía Eduardo Puelles, estaban en este listado de la reserva. Los otros dos ni aparecían. Todos los nombres del nivel 4 tienen menos de 35 años y muchos de ellos están en paradero desconocido.

La Guardia Civil sospecha que ETA dispone hoy de dos comandos durmientes en el País Vasco con miembros no fichados. A pesar de estos 202 nombres, los últimos de ETA, la banda vive sus peores años. Sin una jefatura militar clara, con escasez de armas y explosivos y sin estructuras definidas, ETA está aprovenchando la tregua para reorganizarse, según los expertos consultados. "Su objetivo es conseguir una organización más pequeña, con mejor nivel de seguridad y con comandos y estructuras más dispersos para evitar las detenciones".

Con la extorsión a los empresarios parada, es dificíl calcular el dinero que le queda a ETA. Lo que está claro es que los últimos detenidos se movían con poco efectivo, a excepción de Jone Lozano, que llevaba 54.000 euros, al parecer reservas económicas. "ETA tiene que recortar gastos para sobrevivir", señalan las mismas fuentes.

Los servicios antiterroristas han detectado que ese ahorro ha motivado que ETA no esté acogiendo a nuevos efectivos que quieren dar el paso. "Con un aparato de acogida debilitado y una jefatura militar en reorganización, ETA quiere más seguridad y no está dispuesta aceptar la llegada de nuevos miembros que pueden estar 'quemados'", es decir, controlados por la Policía.

De ese primer listado (nivel 5) de 99 etarras, las Fuerzas de Seguridad creen que una treintena está actualmente en Francia. Las últimas detenciones han revelado que los etarras eligen zonas rurales para esconderse "ya que intentan pasar allí más desapercibidos con menos policía". Algunos llevan incluso al extremo el miedo a ser detenidos.

Ibon Gogeascoechea, jefe militar arrestado en marzo de 2010, aunque alojado en una casa rural, dormía en el monte en una tienda por temor a ser apresado por la noche. "Sin olvidar que hace falta buena documentación falsa para alquilar pisos y no despertar así las sospechas de los propietarios". Obtener estos papeles era el objetivo del comando que a finales de 2010 robó 23.000 tarjetas de plástico, impresoras y programas informáticos en Francia.