Cancún, en el punto de mira para limitar el calentamiento global

  • Desde este lunes y hasta el 10 de diciembre, esta localidad mexicana acoge a 194 gobiernos en la 16° Conferencia sobre cambio climático.
  • Los Estados participantes tratarán de lograr un acuerdo que sustituya al actual protocolo de Kioto contra la emisión de gases contaminantes.
  • Las organizaciones ecologistas miran hacia Cancún con precaución ante el fracaso de la cumbre anterior del clima en Copenhague.
  • China y EE UU, los más contaminantes, serán claves para los acuerdos finales.
Greenpeace mostró este domingo, al lado de la pirámide de Chichen Itzá, estado de Yucatán (México), un mensaje en el que hace un llamamiento a los delegados que asisten a la Cumbre del Clima en Cancún.
Greenpeace mostró este domingo, al lado de la pirámide de Chichen Itzá, estado de Yucatán (México), un mensaje en el que hace un llamamiento a los delegados que asisten a la Cumbre del Clima en Cancún.
EFE
Greenpeace mostró este domingo, al lado de la pirámide de Chichen Itzá, estado de Yucatán (México), un mensaje en el que hace un llamamiento a los delegados que asisten a la Cumbre del Clima en Cancún.

Reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y limitar el calentamiento global para antes de 2020. Estos son los dos objetivos básicos que se vienen persiguiendo desde 1997, cuando se aprobó en la ciudad de Kioto (Japón) un protocolo de prevención del cambio climático, y que se discuten a partir de este lunes y hasta el 10 de diciembre en una nueva cumbre sobre el clima en Cancún (México). Unos objetivos que parecen estar bastante lejos de la realidad, teniendo en cuenta el fracaso de la anterior reunión de 2009, celebrada en Copenhague.

Así, 194 gobiernos de todo el mundo asisten a la 16° Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el cambio climático (también llamada COP-16) para buscar un acuerdo internacional que sustituya al actual protocolo de Kioto contra la emisión de gases contaminantes.

Unas 25.000 personas acuden a este evento, que comenzó con unas palabras del Premio Nobel de Química mexicano (1995), Mario Molina, ante un foro encabezado por el presidente mexicano, Felipe Calderón.

Cancún se encuentra además en el punto de mira de las organizaciones ecologistas y de derechos humanos, que exigen a los gobiernos asistentes a la cumbre más compromisos prácticos. La ONG Greenpeace se pregunta "qué gobiernos apostarán por un futuro verde en Cancún y cuáles seguirán poniendo sus políticas al servicio del sector de los combustibles fósiles", los más contaminantes por el CO2 que emiten.

Por su parte, la Coalición Clima, alianza de organizaciones y asociaciones medioambientales, científicas, laborales y ciudadanas y las ONG Oceana y Fundación IPADE han presentado un conjunto de medidas al Gobierno español para que adopte una nueva actitud responsable que haga que la reunión de Cancún sea un paso adelante en la lucha contra el cambio climático.

Para Oxfam, Cancún debe "allanar el camino hacia un acuerdo global eficaz, justo y legalmente vinculante" para frenar el calentamiento global del planeta". Tim Gore, autor del informe de esta ONG, afirma que "de Cancún no saldrá la solución definitiva contra el cambio climático, pero sí se pueden dar resultados beneficiosos para las personas más pobres".

El fracaso de Copenhague amenaza Cancún

A finales de 2009, los líderes mundiales abandonaron la cumbre de Copenhague tras un estrepitoso fracaso "debido a que los políticos no colaboraron lo suficiente para llegar a un acuerdo que permitiera detener el cambio climático", dice la organización ecologista Greenpeace.

La sensación de descontento general que produjo la cumbre de Copenhague no afecta solamente a las organizaciones ecologistas. Incluso el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, avanzaba en una reunión celebrada el pasado octubre en Estrasburgo que no esperaba "un gran avance" en la cumbre de Cancún, aunque afirmó que la ONU no tira la toalla. "No nos damos por vencidos, estamos trabajando muy duro y estamos avanzando", aseguró.

Para el líder de la delegación en la localidad mexicana de la organización WWF, Gordon Shepherd, "Cancún es la prueba definitiva: veremos si los gobiernos están dispuestos a proteger a sus ciudadanos a través de la cooperación internacional".

Los posibles acuerdos de Cancún

Las 194 naciones que participan en Cancún tienen sobre la mesa tres puntos principales a debatir: ayudar a los países en desarrollo a afrontar el cambio climático, crear un mecanismo que permita a cada Estado controlar las emisiones de gases de CO2 y definir una estrategia para evitar la deforestación masiva de los bosques.

La primera de las cuestiones es la creación de un 'Fondo Verde' para ayudar a los países en desarrollo a afrontar el cambio climático y reducir sus gases de efecto invernadero. Dan Jorgensen, del Eurogrupo Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, sostiene que aunque "falta mucho para 2020, hay que empezar a pensar de dónde (la UE) va a sacar ese dinero. Por ejemplo, con un impuesto sobre transacciones internacionales o sobre el transporte aéreo o marítimo". "Esto hay que hablarlo en México", agrega.

Otro de los acuerdos consiste en definir un mecanismo de verificación para un control riguroso de las emisiones de CO2 por Estado.

Por último, los estados participantes deberán definir con más precisión una estrategia para reducir las emisiones resultantes de la deforestación. De hecho, ya hay consensos avanzados en este área. Cada año se pierden en el mundo 9 millones de hectáreas de bosque, el equivalente a doce metros cuadrados por habitante. África y América Latina son las zonas más afectadas por el fenómeno, según datos de la FAO.

El papel crucial de China y EE UU

China y EE UU, los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo (por este orden), son también los grandes pesos pesados de la cumbre, al mismo tiempo que serán los que finalmente decidan los acuerdos claves de la reunión de Cancún.

El gigante asiático es el mayor productor de carbón del mundo y también el mayor emisor de CO2 (24% del total en 2009). El pasado año, sus gases contaminantes crecieron un 9% (las de EE UU bajaron un 7% en ese mismo año).

Su rápido y fuerte ritmo de crecimiento económico para los próximos años, con la consecuente emisión de gases invernadero, puede hacer peligrar el esfuerzo del resto de los Estados parte del Protocolo de Kioto para contrarrestar el cambio climático.

Pero China también quiere una oportunidad para alcanzar su pleno desarrollo industrial, igual que la tuvieron Estados Unidos o la Unión Europea antes de que comenzaran a preocuparse por la reducción de las emisiones.

Exige, además, que los países ricos en su conjunto y como objetivo a medio plazo disminuyan en 2020 sus emisiones por lo menos hasta un 40% (respecto a los niveles de 1990).

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