Poco o mucho, pero la luz sube en enero. Ocurre en pleno invierno, cuando más tiempo estamos en casa y más tiramos de aparatos y electrodomésticos. Es momento de recordar cómo hacer un uso eficaz de estos últimos. A ello nos ayudará mucho que a la hora de comprar lavadora, cocina o frigorífico tengamos en cuenta su clase energética (según las pegatinas establecidas).

Se trata de que nuestros electrodomésticos rindan sin que su uso suponga un peso enorme en la factura de la luz (y del agua). Será más fáci si seguimos estas sencillas pautas.

El frigorífico

Procura no tener la nevera muy vacía; de ese modo consume más porque los productos y alimentos retienen más frío. A la hora de colocarla en tu cocina recuerda alejarla de las fuentes de calor, y deja unos 5 cm hasta la pared y los laterales, de modo que se facilite la ventilación.

Si en el interior se forma escarcha procura que no supere el medio centímetro de grosor. Deja enfriar los alimentos cocinados antes de introducirlos en el frigorífico, cubre los líquidos y envuelve los alimentos.

Cada cierto tiempo, unas 3 o 4 veces al año, debes limpiar la parte posterior del frigorífico con un aspirador o cepillo (el polvo y la suciedad que se acumulan aumentan el consumo eléctrico).

La lavadora

Comprar una lavadora cara sale barato al final, porque logras amortizar el gasto. Y es que los modelos con sensor de carga son capaces de ajustar el consumo de agua caliente y el de electricidad. Evidentemente son más caras, pero merece la pena.

Utiliza el agua a la menor temperatura posible. El 80-85% de la energía que consume una lavadora, lo hace calentando el agua. Una lavadora con un programa fuerte de centrifugado evita el uso de secadoras. Un centrifugado de alta velocidad es más eficaz que otro de menos velocidad, consumiendo prácticamente lo mismo.

La vitro

Utiliza recipientes de hierro esmaltado o de acero inoxidable; pero ante todo que tengan un fondo difusor grueso. Además, deben tener un diámetro superior al de la superficie de la placa (la cocción será más rápida y se ahorra hasta un 20%).

Utiliza la tapa de los recipientes y apaga el fuego antes de acabar la cocción para aprovechar el calor residual.

El lavavajillas

El mayor rendimiento lo conseguimos cuando está lleno. Si no puedes esperar  a tener más vajilla por lavar, elige un programa corto. Hay que mantener suficientemente llenos los depósitos del abrillantador y sal, y limpiar habitualmente el filtro para evitar obstrucciones.

Si los platos y cazuelas están muy sucios no hace falta que gastes agua en aclararlos: con retirar los restos es suficiente.