Helen Mirren: "Mi único secreto es dormir mucho, es lo que más me gusta en el mundo"

  • Hablamos en Londres con la actriz, que encarna a la fiel asistenta de un millonario en una nueva versión de 'Arthur'.
  • Se trata de una nueva versión del clásico protagonizado por Dudley Moore.
La actriz Helen Mirren, en una imagen de 2010.
La actriz Helen Mirren, en una imagen de 2010.
Joerg Carstensen / EFE
La actriz Helen Mirren, en una imagen de 2010.

Es una de esas estrellas que, antes de empezar la entrevista, te han ganado: la actitud, la imagen y el talento de Helen Mirren han seducido al público de todo el mundo, y en persona no decepciona. Además de guapísima y muy elegante, Mirren no para de bromear y se muestra muy cariñosa: de sus tiempos salvajes, de sus desnudos en películas como Age of Consent (1969) o Calígula (1979), conserva el desparpajo y el tatuaje de una estrella en la mano.

Ahora, veterana pero muy vital, Mirren habla de Arthur, nueva versión del clásico protagonizado por Dudley Moore donde ella encarna a la eterna nanny de un millonario inmaduro representado por Russell Brand, el polémico y juerguista marido de Katy Perry. La cinta se estrenará en España el 3 de junio.

Mi primera pregunta no es muy respetuosa para una actriz como usted, pero... ¿cómo hace para conservarse tan bien?

¡Levantándome a las siete de la mañana para empezar a maquillarme! En serio: mi único secreto es dormir mucho, es lo que más me gusta en el mundo. Ayer llegué de Los Ángeles y me he pasado 24 horas sin parar de dormir.

Los actores suelen quejarse de eso: los madrugones.

¡Claro! Es la peor parte de ser actor. Levantarte prontísimo, vestirte, maquillarte... Por eso me encanta hacer películas en las que salgo fea: puedo levantarme corriendo, llegar al rodaje descuidada y actuar.

¿Por qué trabajar en Arthur?

Acababa de rodar en Los Ángeles y alguien me dijo que Russell Brand quería verme y tomar un café conmigo. Nos conocíamos de La tempestad y tenía ganas de volver a verlo, así que viajé hasta su oficina y nos reunimos. Aunque habíamos trabajado juntos, nunca habíamos tenido una conversación muy profunda, así que empezamos a hablar de la vida. Me gusta cómo ha madurado, cómo ha crecido como actor, quería ver su evolución y charlando con él me di cuenta de que podía cogerle mucho cariño, así que no me costó aceptar.

¿Elige siempre sus papeles por cuestiones tan sentimentales?

La verdad es que elijo por un montón de razones... Pero es cierto: muchas veces acepto un proyecto, simplemente, porque implica coincidir con alguien cuya personalidad me atrae. Me pasa mucho.

Hace poco, Anthony Hopkins me contaba que el trabajo de un actor es algo totalmente sobrevalorado. ¿Qué opina usted?

¡Que si lo dice Hopkins, será verdad! Lo que mucha gente no sabe, y es cierto, es que ser actor también puede ser agotador. Más allá de todo el tema psicológico, del meterse en el personaje y esas cosas. Actuar es duro por una razón muy sencilla: los días se hacen muy largos. Por ejemplo, las jornadas de rodaje en Arthur eran interminables: 14, 15 horas al día, y eso te deja exhausto. Trabajar con Brand ayuda, porque es inagotable y toda esa energía termina transmitiéndose a la película y al equipo.

Usted es una actriz veterana, clásica. Él, un tipo espontáneo, enloquecido, que reconoce haberse pasado años drogándose y bebiendo y confiesa ser adicto al sexo. ¿Fue fácil trabajar juntos?

Sí, a base de amor. Te lo digo con total sinceridad: fue un auténtico placer porque resulta mucho más fácil actuar con alguien a quien tienes mucho cariño. Russell es encantador: compartir una toma con él siempre resultaba un placer.

Es una comedia, pero Arthur pretende hacer reflexionar sobre la madurez, sobre crecer o aprender de los errores...

Nos pasamos la vida preguntándonos cosas y tratando de mantener el control, sin darnos cuenta de que los errores no son solo inevitables, sino que además tampoco son tan graves. Cometer errores es humano: es parte de la vida, algo que puede enseñarnos mucho. Dudley Moore, que encarnó al Arthur original, tenía una gran frase: "He aprendido tanto de mis errores... ¡que quiero repetirlos todos ahora mismo!". No sé si haría lo mismo, pero me gusta salir adelante, no parar ni detenerme mucho a lamentar las cosas.

En la película original, su personaje era encarnado por un hombre: John Gielgud, un legendario actor inglés que se llevó el Oscar por este papel.

¡Es cierto! Pero son personajes muy distintos y que muestran cómo ha cambiado el rol de la mujer. Hace treinta años, una actriz solo podía ser la novia o la madre de alguien. Ahora, y la película lo refleja muy bien, una mujer combina dos cosas: la amistad, la comprensión, el cariño, pero también la responsabilidad. Así somos.

El clímax de la película es una romántica cena en la Estación Central de Nueva York. ¿Cuál ha sido su cita más romántica?

No he tenido demasiadas, la verdad... Creo que la mejor fue en un pub cerca de Victoria Station, en Londres.

¿Un pub junto a una estación?

¡Sí! A una cita no la hace romántica y maravillosa el lugar o el entorno, sino la compañía. ¿No?

Con su trayectoria, ¿se considera un modelo para los actores y las actrices más jóvenes?

No, no soy un modelo de nada. Pero sí intento transmitirles algo a mis compañeros más jóvenes: mi profundo amor y respeto hacia el público y esta profesión. Y yo también aprendo cosas de ellos: de Brand, por ejemplo, su alegría, su sentimiento de que la vida es cada día una aventura.

Ganó el Oscar encarnando a la reina de Inglaterra, ¿la han invitado a la próxima boda de Guillermo de Inglaterra y Kate?

No, no me han invitado... Pero es lógico. No soy la reina, soy una actriz. Helen Mirren, nada más.

Encantada con su cuerpo

Escotada y luciendo piernas en la entrevista, la actriz se muestra orgullosa de sus 65 años. No es de extrañar: desde siempre ha sabido mezclar sus dotes artísticas con un notable desparpajo ante la cámara. El último ejemplo lo tuvimos hace año y medio, cuando no tuvo problema en posar para New York Magazine y mostrar, en una bañera, sus pechos y su rostro sin maquillar. Entonces, la actriz decía seguir siendo "una niña buena que quiere ser mala...".

Coleccionista de premios

Nació en Londres en 1945. Su auténtico nombre es Ilyena Lydia Vasilievna Mironov: su bisabuelo fue un aristócrata ruso. Se hizo famosa gracias a títulos como Calígula (1979), Excalibur (1981) o El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante (1989). Gracias a su papel en La Reina (2006) ganó el Oscar, el BAFTA, el Globo de Oro y el Premio del Sindicato de Actores. Está casada con el director Taylor Hackford.

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