Cuando el sol se ha puesto ya, vecinos del Raval de origen pakistaní, senegalés, indio o magrebí rompen el ayuno y comparten la comida y la bebida en el suelo del oratorio.
Hugo FernándezAl caer la noche, los musulmanes comparten la cena, a base de dátiles, arroz biryani, plátanos y lo más deseado: agua. Ayunan durante todo el día y hasta finales de julio.
Hugo FernándezMusulmanes rezan en un pequeño oratorio del Raval, abierto en 1996. Durante el mes del Ramadán, acuden a diario para orar hasta pasada la medianoche.
Hugo FernándezDurante 30 días, los musulmanes rezan al anochecer. Durante el Ramadán no sólo se ayuna (no comer ni beber durante el día y abstenerse de relaciones sexuales), también hay que cumplir otros preceptos, como ser generoso o incrementar la lectura del Corán, el libro sagrado del Islam.
Hugo FernándezEn el oratorio de la calle Arc del Teatre, en Barcelona, un reloj marca las horas de las ciudades del otro extremo del planeta, donde se está celebrando, también, el Ramadán.
Hugo FernándezDos musulmanes del barrio del Raval se encuentran en el oratorio para romper el ayuno y rezar juntos durante el Ramadán, hasta altas horas de la noche.
Hugo Fernández