Lindsay Vonn y Shaun White, una historia de princesas y tomates en Vancouver

  • EE UU tiene en ellos a la fórmula del deportista perfecto.
  • Iconos mundiales del deporte invernal, ambos triunfan en Vancouver.
  • Rubia de ojos azules; el otro pelirrojo ('tomate volador') y cara de pillo.
Lindsay Vonn y Shaun White (d) triunfan en Vancouver.
Lindsay Vonn y Shaun White (d) triunfan en Vancouver.
AGENCIAS
Lindsay Vonn y Shaun White (d) triunfan en Vancouver.

Cómo se les necesitaba a ambos por Vancouver! La organización de los Juegos Olímpicos de Invierno –noticia de portada por la escasez de nieve y la abundancia de accidentes– tenía claro el asunto: la noche del miércoles sería clave para alzar el vuelo. Las oraciones señalaban a la princesa Vonn y al tomate White, mitos del deporte blanco que en España pasarían desapercibidos, mientras en sus Estados Unidos superan en fama a Sharapova y Cristiano Ronaldo.

La comparación no surge al azar. Lindsay Vonn y Shaun White responden a la fórmula del deportista perfecto: imagen + marketing + rendimiento = éxito asegurado y dinero en los bolsillos. Una es rubia de ojos azules, el otro pelirrojo (por ello lo de tomate volador) y cara de pillo.

Su actuación sobre la nieve se espació lo suficiente. Primero una, luego otro (más audiencia, más titulares, más dinero). Lindsay no lo tenía fácil: su espinilla andaba renqueante y, minutos antes de su salida, la rumana Miklos se había estampado contra las vallas, paso previo al traslado hospitalario. Vonn –Kildow de soltera– se abstrajo de la cascada de accidentes, calzó sus esquíes masculinos (sólo ella es capaz de llevarlos, cuestión de físico) y marcó el mejor tiempo, volando a 106 por hora. "Ya me puedo ir contenta", dijo luego. Puede que no sea la última medalla.

Ya de madrugada, llegó la final del half-pipe, especialidad de snowboard y jardín particular de Shaun White (23 años), el niño prodigio que superó dos operaciones de corazón y dueño de 16 medallas en los XGames (X de extremo), con tabla de snowboard y sobre tabla de monopatín. White, oro olímpico hace cuatro años en Turín, ganó sin apenas despeinar su mata cobriza. Su última bajada incluso sobró.

Después llegó el tercer gran momento del día para la organización: las audiencias registraban su mejor nivel en lo que va de Juegos. Cosas de princesas y tomates.

Queralt, la esperanza

La participación española en los Juegos de Vancouver quemó esta pasada madrugada alguna de sus mejores bazas. La gran esperanza de medalla, casi la única, Queralt Castellet, participó en la modalidad de half-pipe femenino, mientras Ander Mirambell hacía su estreno en la prueba de skeleton. El metal le queda lejos, su objetivo es terminar entre los 20 primeros.

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