HELENA RESANO. PERIODISTA
OPINIÓN

Su derecho a pedir un futuro mejor

Un cangrejo permanece atrapado en un vaso de plástico en el mar en el Pasaje de Isla Verde en Filipinas. Imagen del 7 de marzo de 2019.
Un cangrejo permanece atrapado en un vaso de plástico en el mar en el Pasaje de Isla Verde en Filipinas. Imagen del 7 de marzo de 2019.
GREENPEACE / NOEL GUEVARA / EFE
Un cangrejo permanece atrapado en un vaso de plástico en el mar en el Pasaje de Isla Verde en Filipinas. Imagen del 7 de marzo de 2019.

Muchos piensan que con 5 años no saben muy bien lo que están pidiendo. Puede ser, son muy pequeños para entender que están enviando una carta a Emmanuel Macron, Donald Trump, Angela Merkel o Pedro Sánchez. Seguramente no saben ni quiénes son, les pueden sonar los nombres, y eso ya sería mucho, pero su profesora les ha explicado más o menos a quiénes se estaban dirigiendo.

Es verdad que, con 5 años, no se están enterando demasiado de la importancia de su gesto. Pero, sinceramente, da igual la edad que tengan: lo que importa es que están aprendiendo que lo más importante que puede hacer una persona importante es cuidar del planeta. Cuando crezcan vendrá todo lo demás: lo que significa cambio climático, calentamiento del planeta, responsabilidad social, reciclar, CO2, emisiones de carbono... Todo eso que los adultos no hemos aprendido o hacemos como que no hemos aprendido.

Los alumnos de infantil de una escuela de Galapagar (Comunidad de Madrid) se han puesto, efectivamente, a escribir cartas a los principales dirigentes del mundo para decirles que el cambio climático no puede esperar. Que tienen que hacer algo cuanto antes para evitar que los mares se llenen de plásticos. Y han recibido respuesta.

La primera la del presidente francés, bueno, la de su jefe de gabinete. Les agradece su preocupación y les pide que juntos avancen y hablen con una única voz frente a los desafíos del calentamiento del planeta. Demasiadas palabras complicadas para que ellos las pueden entender así que, de nuevo, su profe, les ha explicado qué ha querido decir ese señor tan importante que escribe desde París: que juntos podrán acabar con los mares de plásticos que flotan en nuestros océanos.

Tras la respuesta de Macron llegó la de Pedro Sánchez. Y en el colegio, esos alumnos que habían escrito una carta pensando que nadie la leería, no daban crédito. Los pequeños estaban entusiasmados. Y sus profesoras, aún más. Sabían que con eso no es suficiente y han estado recorriendo los supermercados de su localidad para pedirles que dejen de utilizar los plásticos para envasar las verduras u hortalizas.

Es una forma maravillosa de concienciar desde pequeños a una generación que lo va a tener muy complicado, que va a heredar un planeta sobrecalentado, con ciclos de tormentas y lluvias torrenciales y de sequías e incendios. Una generación que recogerá el testigo de la anterior, la que ya esta semana va a salir a las calles de muchas ciudades españolas para sumarse a la ola internacional de concienciación contra el cambio climático.

El futuro, con ellos, promete ser un poquito mejor.

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