A los diez minutos de la entrevista con las gemelas Ruano, campeonas del mundo de windsurf, a uno todavía le cuesta aclararse y distinguir a Daida de Iballa e Iballa de Daida. Quizás una sea más extrovertida que la otra, pero ambas reúnen a puñados simpatía, modestia y calidad. Estuvieron en Madrid apoyando a la firma Roxy, su fiel aliada.

¿No os sentís raras tan lejos de la playa?

Un poco, pero teníamos que estar aquí apoyando a Roxy, que se lo merece todo.

¿Cómo reparten su año?

Viajando por el mundo, pero siempre encontramos un hueco para estar con la familia y los amigos.

Suena la vida perfecta..

Tiene sus cosas buenas y las malas. Los aeropuertos son una lata.

¿Cuándo se entrenan al día?

Al día unas cuatro o cinco horas, pero siempre depende del viento.

¿Pueden estar un día sin estar en al agua?

Uno sí, pero cuando estás más de uno, se nota mucho, nos entra ansiedad. El mar es una droga, pero muy sana.

¿Les da tiempo a tener vida personal?

Claro, somos personas normales, con familia y amigos.

¿El windsurf es un deporte machista?

Un poco, pero lo que hay que hacer es no dejar que te influya.

¿Nunca han competido contra hombres?

Sí, yo (Daida) una vez, y se creó mucha polémica, tanto entre chicas como chicos, pero en el sorteo me pusieron con el campeón.

¿A quien admiráis?

A mi hermana (responde cada una a la vez)

¿Creéis que hay telepatía entre las hermanas gemelas?

Sí. Muchas veces nos basta mirarnos para saber que estamos pensando.

¿Qué piensan al ver a los futbolistas y sus sueldos?

Uff...Es una pasada, pero no cambiamos nuestra vida por las suyas.

¿Qué es el windsurf para vosotras?La universidad de la vida. ¿Y el mar?

Todo.

¿Han visto alguna vez peligrar su vida cuando están en el mar?

Una vez –recuerda Daida– una ola estalló contra mí y dí 200 vueltas en el agua. Salí a la superficie casi ahogada, pero lo conté.