El Real Madrid de Ancelotti cuajó su mejor actuación de la temporada ante la Real Sociedad, a la que derrotó por 5-1 con un partido espectacular de Cristiano Ronaldo.

Este partido sirvió para demostrar varias cosas: la primera, que Cristiano Ronaldo tiene más cerca que nunca dejar en ridículo a Joseph Blatter y su momento Chiquito de la Calzada. El portugués es ahora mismo el futbolista más determinante del mundo y que en más en forma está. Este sábado hizo un hat-trick y demostró que quizá, sea el mejor fichaje de la historia del club blanco, con permiso de Alfredo di Stéfano. La segunda, que Benzema, que marcó un gol, ha vuelto. Al menos para la afición del Madrid, que despidió al francés, al ser sustituido por Morata, con aplausos. Hace no mucho, lo que escuchaba el galo eran sonoras pitadas. La tercera, que Xabi Alonso es más que imprescindible. Su presencia en el medio campo blanco da una seguridad al equipo que permite a Modric liberarse y dar lo mejor de sí mismo. La cuarta, que el sistema defensivo aún debe mejorar. Y la quinta, que a la Real Sociedad se le va a hacer muy larga la temporada mientras dure su aventura en Champions.

Apenas siete minutos tardó Cristiano en dar el primer aviso. Un disparo suyo pegó en el larguero en lo que era un aperitivo de la que se le venía encima al equipo donostiarra. Cinco minutos después, Benzema asistía al de Madeira para abrir el marcador. Y en el 17, los dos protagonistas de la jugada se intercambiaban los papeles y era Cristiano el que asistía al francés, que ofrecía así otro regalo a una afición que le tenía en el punto de mira.

La tormenta perfecta blanca aún no había cesado. En el 25, una mano involuntaria de Markel Bergara fue considerada penalti por Martínez Mununera y Cristiano no perdonó. Diez minutos después, otro de los futbolistas más discutidos del Madrid, Sami Khedira, anotaba el 4-0. Al partido le sobraban 55 minutos.

En todo este primer tiempo, nada se supo de la Real y por extensión, de un Diego López que vivía tranquilo. Sólo un disparo inocente y un dato muy revelador. Al descanso se llegó con una posesión del 91% del Real Madrid.

El Madrid, inevitablemente, bajó el pistón en el segundo tiempo. No fue como en anteriores partidos, en los que llegaba a comprometer el resultado, pero sí que se notó un descenso de la intensidad que se tradujo en el gol del honor de la Real: Antoine Griezmann supera a Varane en carrera y de vaselina bate a Diego López, que se quedó a media salida.

El francés tuvo otra ocasión clara poco después, que despertó algún silbido para una defensa que ha salido del suspenso pero que aún tiene que trabajar para sacar nota.

Cristiano Ronaldo, de falta directa, marcó el quinto y el tercero de su cuenta y con el partido muerto y enterrado, llegó el tiempo de los cambios: Isco, que al comienzo de la temporada era el mejor y ahora calienta banquillo partido tras otro, entró por Khedira. Morata hizo lo propio por Benzema e Illarra sustituyó al espejo en el que se debe mirar, Xabi Alonso. Sólo dio tiempo para que Morata fallara un gol cantado, de los que le costaban una orquesta de viento a Benzema.

El Madrid acorta distancias con el dúo de cabeza aferrado a un Cristiano que no conoce límites.