El Real Madrid acabó con su maldición en la Copa del Rey tras lograr una contundente victoria en la final ante el Barça (74-91), su bestia negra en las últimas temporadas, y además en su propia casa, el Palau Sant Jordi.

Tras muchos años a la sombra del equipo azulgrana, que en los últimos años exhibía una superioridad insultante en los enfrentamientos entre ambos, el nuevo proyecto de Pablo Laso logra su primer éxito y lo hace además ante su máximo rival y en su pista.

La intensidad defensiva y el ritmo del partido se antojaban como las claves del partido y ahí fue donde el Madrid ganó la batalla desde el principio. Con gran acierto en ataque y una fortaleza atrás hasta ahora no mostrada, el Madrid empezó a coger las primera ventajas en el marcador.

Pero esta final será recordada como la final de Sergio Llull. El balear, hasta ahora en plena adaptación a su nueva posición de base esta temporada, ha explotado definitivamente en esta Copa del Rey especialmente en el partido decisivo. Dirigió a la perfección a su equipo, eligió siempre la mejor opción y lideró a su equipo en ataque, provocando así que el Madrid cogiera las primeras ventajas importantes.

La otra clave fue el esfuerzo colectivo en defensa, pese al daño que hacía N'Dong en la pintura. El Madrid apostó por defender al límite a pesar de la acumulación de personales en sus hombres altos y la apuesta le salió bien ante el atasco azulgrana en ataque. Además, esta vez la segunda unidad del Real Madrid no bajó el rendimiento del equipo, aportó soluciones en ataque y mantuvo la intensidad defensiva.

Llull cerró el segundo cuarto con un triple increíble sobre la bocina, pero los nueve puntos de ventaja para los de Laso no parecían ni mucho menos definitivos dado los precedentes (33-42).

Tras el descanso llegó el esperado arreón azulgrana, liderado por el siempre elegante y eficaz Lorbek. Ante la baja forma de Navarro por sus problemas físicos, el esloveno tomó el mando como ya pasara en las semifinales y con tres triples casi seguidos colocó al Barça a un punto (51-52).

Era el momento de la verdad, cuando se iba a ver si el Madrid tenía superados los fantasmas de otras temporadas, en los que el Barça ajusticiaba sin compasión a su máximo rival una y otra vez. Y en ese complicado momento apareció Jaycee Carroll. El americano, cero puntos en la primera mitad, demostró que es un jugador que cuando está en racha es imparable y dio una auténtica exhibición anotadora, acabando el partido con 22 puntos.

Ante la inspiración de Carroll y la de Llull, que seguía a lo suyo dando una auténtica exhibición de liderazgo, esta vez fue el Barça el que se vino abajo, añorando el mejor estado de forma de Navarro y de Mickeal. El Madrid aumentaba su ventaja hasta llegar a ir hasta 22 puntos arriba en el marcador ante la desolación de la gran mayoría del público, culé en su gran mayoría, que abarrotaba el Palau.

El partido acabó con unos minutos finales que no valieron para nada como en otras ocasiones, pero esta vez fue por la superioridad del Real Madrid, que por fin levantó la Copa del Rey 19 años después.

74 - Barcelona (17+16+23+18): Huertas (2), Mickeal (10), Eidson (5), Lorbek (15), N'Dong (19) -cinco inicial-, Sada (-), Navarro (16), Vázquez (2), Wallace (-), Ingles (-) y Rabaseda (5).

91 - Real Madrid (22+20+23+26): Llull (23), Singler (4), Suárez (9), Mirotic (9), Tomic (2) -cinco inicial-, Begic (10), Rodríguez (2), Pocius (6), Reyes (2), Carroll (22), Velickovic (2) y Sanz (-).

Árbitros: Hierrezuelo, Pérez Pizarro, García González. Eliminado: Tomic (m.37).

Incidencias: Asistieron 15.128 espectadores a la final de la Copa del Rey disputada en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Se trata del partido con más asistencia de público en la historia de esta competición. Sergio Llull fue elegido mejor jugador de la final (MVP).