¿Qué significa para un 'runner' correr una maratón?

El atleta Carles Castillejo, olímpico y campeón de España de maratón.
El atleta Carles Castillejo, olímpico y campeón de España de maratón.
FELIX SÁNCHEZ
El atleta Carles Castillejo, olímpico y campeón de España de maratón.

Ya seas un atleta profesional o un corredor amateur, una maratón es siempre una prueba especial, sentimental y única por todo el trabajo y el esfuerzo que conlleva correrla.

"Significa la culminación a varios meses de mucho sacrificio y entrenamiento. El gusanillo que tienes en la barriga es brutal ante una prueba de este calibre", asegura el atleta Carles Castillejo, olímpico y campeón de España de maratón. Pero este tipo de carrera tiene mucho más encanto, supone "disfrutar de mucha comunión entre los participantes. Hay muy buen rollo. Además, el hecho de competir con tantos runners, no lo tiene ninguna otra prueba y mira que he disputado".

Atleta de élite y especialista en grandes distancias, este año será la segunda vez que Castillejo dispute la maratón de Valencia. Su mejor marca la registró en su debut en Castellón, en 2011, dejando el cronómetro en 2h10:09.

La mayoría de los participantes tienen detrás una bonita historia de motivación o de sacrificio que les impulsa a correrla. Es el caso de Manuel Gutiérrez. Con 60 años, ha disputado las 35 ediciones de la maratón de Valencia, junto a tres amigos más. Desde los 24 años es fiel a la cita.

"La maratón forma parte de mi vida. Es una prueba en la que siempre aprendes algo que te enriquece y te da sentido como persona. Gracias a ella conocí a Domingo, Manuel y Francisco. Somos los únicos que hemos corrido todas las maratones de Valencia y somos grandes amigos unidos por una cita. De verdad, no quiero perdérmela mientras pueda porque un día me enamoré de ella y del número mágico 42,195. Me veo corriendo hasta que el destino así lo decida".

Tantos minutos trotando sobre el asfalto dan para muchas historias. "En mi debut en Castellón, en 2011, me acuerdo que llegué a cazar al africano que iba en cabeza y me puse detrás. Cuando intenté adelantarlo me dijo 'Wait, wait'. Era el kilómetro 25. En el 29, y al ver que aflojaba, lo volví a intentar y me dijo lo mismo. Resultó ser que era la liebre de la organización hasta el km 30. Claro al llegar a ese punto levantó las manos como diciendo 'voy a cobrar'", comenta entre risas Carles Castillejo.

Este corredor tampoco olvida una experiencia que tuvo en San Sebastián "cuando algunos runners, al doblarles, se pararon y dejaron de correr para animarme".

De las 35 ediciones de la maratón levantina, Manuel Gutiérrez tiene muchas anécdotas para contar "como correr los tres últimos kilómetros descalzo por llevar una uña del dedo fuera del sitio, llegar a meta y ver a toda mi familia esperándome con un ramo de flores como si fuera el campeón del mundo e incluso correr alguna edición lloviendo", comparte.

Manuel, salmantino de nacimiento, también recuerda emocionado momentos duros para él. "Alguna vez se me pasó por la mente retirarme por falta de entrenamiento, enfermedad o tristeza, pero lo superé a base de fuerza psicológica y mental. El amor propio superó al sufrimiento. La maratón significa eso: esfuerzo, superación, mentalidad, y también mucha comprensión por parte de los que te rodean".

Precisamente comprensión es lo que faltaba por parte de la ciudadanía cuando la maratón echó a correr en 1981. "Se ha conseguido que la ciudad vea a los maratonianos hasta con admiración. Pasaron los años en los que nos insultaban cuando nos veían correr. Para mí, un aspecto clave fue el cambio del circuito, de correr por fuera de la ciudad a hacer el recorrido totalmente urbano. La implicación de los patrocinadores y la inversión económica han sido clave y esto es digno de alabar", asegura emocionado Manuel.

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